Diez años de la quiebra del gigante Lehman Brothers

SPC
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Se cumple una década de la ruina del mayor banco mundo, que sufrió una pérdida de valor en la Bolsa de Wall Street cercana al 95% motivada por las hipotecas basura y arrastró al resto de economías

La caída de Lehman Brothers no fue el fin del mundo, pero podría haberlo sido si se analizan con detalle las causas que llevaron a este crack y cuyo efecto de contagio se sintió en más entidades tanto de EEUU como del resto del mundo.

En los años inmediatamente posteriores al 15 de septiembre del 2008, unos cuantos inversores perdieron mucho y otros lo perdieron todo. En España, en el sector del ladrillo se desvanecieron dos millones de puestos de trabajo y una generación entera se quedó infraeducada, desorientada y, decían los políticos populistas que nacieron al calor de la recesión, indignada.

La propia Reina de Inglaterra le preguntaba a Luis Garicano en la London School of Economics: «¿Por qué no se vio venir?». Y al igual que en 1929, nadie o casi nadie, predijo sus consecuencias.

El banco neoyorquino acumulaba, a mediados de septiembre de 2008, una pérdida de valor en Bolsa anual cercana al 95%. Pero ningún economista pensaba que las autoridades le dejarían caer. 

Al final se evitó lo peor, pero el precio que se pagó por ello fue muy alto. Y el balance no deja de ser desolador. Una década después, la crisis sigue pasando factura política y social y se plantea la pregunta de si el mundo está mejor preparado ante algo así. 

«Nunca olvidaré el 15 de septiembre de 2008», recuerda el economista jefe del banco alemán Commerzbank, Jörg Krämer. En sí, la quiebra de Lehman no fue más que un paso más en la escalada de la crisis, pero ha quedado grabada como uno de los peores capítulos en la historia de la economía mundial: millones de personas se quedaron sin trabajo, muchos perdieron sus viviendas o sus ahorros y fueron arrastrados a la pobreza. 

Las consecuencias fueron profundas grietas sociales, porque mientras que los banqueros responsables prácticamente no sufrieron consecuencias, la población en general pagó un alto precio. La indignación que causó este hecho es el origen de muchos movimientos radicales actuales, tanto de izquierda como de derecha. 

La explosión del sector inmobiliario de Estados Unidos debido a las hipotecas basura, provocó muchas quiebras en el sector financiero, que estaba especialmente expuesto al mercado hipotecario. 

Aunque la peor crisis financiera mundial desde la Gran Depresión de la década de 1930 tuvo su origen en Estados Unidos, sus consecuencias llegaron a todo el planeta y obligaron a muchos Gobiernos a salir a garantizar los depósitos para evitar una retirada masiva de dinero y un colapso bancario.