Juan Bravo Castillo: «En cada persona hay una Novela, un libro»

A. Díaz
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El salón de Plenos del Museo Municipal, antiguo Ayuntamiento de Albacete, acogerá a partir de las 20 horas, con entrada libre, el acto de presentación de la autobiografía Frente al espejo

Juan Bravo Castillo presenta Frente al espejo, su autobiografía. - Foto: V.L.V.

El salón de Plenos del Museo Municipal, antiguo Ayuntamiento de Albacete, acogerá a partir de las 20 horas, con entrada libre, el acto de presentación de la autobiografía Frente al espejo, de Juan Bravo Castillo. El autor estará acompañado en el acto por Ramón Bello Bañón, José Manuel Martínez Cano y Justo Reino.

¿Por qué una autobiografía?

Creo que toda persona reflexiva que se precie, debería plantearse escribir sobre sí mismo y sobre su mundo. Siempre he pensado que en cada persona hay una novela, incluso un libro precioso, porque las mejores novelas se las ha tragado la tierra.

¿Cuál sería la referencia?

Mi padre sería un poco la referencia en el libro, para bien o para mal. Muchas veces a mi padre le animé a que escribiese un libro para conocerlo yo a fondo, pero lamentablemente se murió con 62 años y no hubo obra. Quise escribir un libro para dejárselo a mis hijos, a mis amigos, que los destinatarios fundamentales; incluso a mis alumnos, por qué no, para que sepan la persona que he sido, para bien o para mal. Es decir, desnudarme frente al espejo, precisamente es la forma de desnudarme ante los demás. Una autobiografía se es deferente de unas memorias, es parte del yo, todo pasado por el filtro de la conciencia. Es un libro en el que me desnudo y con el que lo he pasado muy bien.

¿Cuándo comenzó a escribir?

Comencé en el año 2000, hasta 2012;12 años escribiendo poco a poco, con bloques temáticos.

¿Cómo se ha estructurado?

No he seguido una línea cronológica. Voy a poner un ejemplo, la fundación de Barcarola, cómo nace, cómo me implico, su gente. Otro, una lambretta que me compró mi hermana para hacer la mili en Aviación, me permitió hacer viajes, descubrir el mundo, visitar Soria, la tumba de la mujer de Antonio Machado y vivir los paisajes castellanos. Esa moto, como núcleo temático, me permite hablar de una época de mi vida; es como un puzzle. Hay un capítulo en el que hablo de mi infancia, de mis traumas y cómo, de alguna manera, intentas buscar la luz porque vivíamos en un mundo oscurantista, cien por cien. Me metí en el Secretariado de Cursillo de Jóvenes, un grupo muy dinámico. De ahí muchos fueron a partidos, sobre todo al PSOE. Buscaba mi identidad y no la encontraba, porque a los 14 años dejo Hellín, me tengo que meter en un mundo nuevo y trabajar con mi padre de comerciante, en una mercería, hasta que logré sacarme los títulos de inglés y francés en la Escuela Central y con eso empecé a trabajar en Academia Cedes y Escolapios, comencé a estudiar libre y me saqué la carrera.

¿Algún capítulo crucial?

Hay un capítulo muy bonito, La salida del túnel, cómo, de pronto, te encuentras ante el espejo y dices que no puedes seguir así y empiezas a funcionar, mi paso de la adolescencia a la madurez, con 18 ó 19 años, porque estudié ya tarde, a los 21 años, pero como sabía lo que quería, rápidamente saqué la carrera, en cuatro años e incluyo otro capítulo que se llama Mi vida universitaria.

Una etapa importante...

Cuento mi gran decepción con lo que ha sido la Universidad de Castilla-La Mancha. Soy de los primeros catedráticos y, lo digo sinceramente, queríamos hacer una cosa muy bonita y pensaba que el PSOE se iba a volcar y lo primero que hicieron fue fraccionar el campus, un desastre. Al final primaron los intereses privados con respecto a los públicos y hoy en día, a mí la Universidad no me seduce, nos equivocamos.

¿Cómo sale ese retrato de Juan Bravo Castillo?

Hombre siempre dicen que la cabra tira al monte e inconscientemente tratamos de edulcorar nuestro propio retrato. Pero la impresión que sacará el lector es la de un hombre luchador, un tío que no se ha dejado dominar y una persona bastante crítica, lo que me ha ocasionado muchos problemas, incluso en el partido, PSOE, donde he militado 25 años en la sombra, en la oscuridad, pero lo que enseñaron, cuanto era pequeño, es que teníamos que ser rebeldes. La idea que sacará el lector es la de una persona luchadora, combativa, intimista, porque es un libro que tenía previsto desde hace mucho tiempo y no descarto otra obra que se titule Detrás del espejo.

 ¿Hay espacio para amigos y enemigos?

La mayoría de la gente quedará muy contenta porque dejado muchos amigos porque soy muy stendhaliano y éste decía que quería llegar a la vejez para hablar bien de tus amigos y machacar a tus enemigos. No llego a tanto, pero he encontrado personas como Victoriano Navarro, sacerdote, que ha sido como un padre. Soy una persona muy sociable, pero un libro de estas característica que no te grajea media docena de enemigos más en tu vida, no es tal, aunque sí hay mucha afabilidad en Frente al espejo.