Impresionantes norteamericanos

PABLO DE CARLOS
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El Museo Thyssen-Bornemisza expone una muestra de los pintores que introdujeron este estilo artístico, hasta el 1 de febrero

Impresionantes norteamericanos

El Museo Thyssen-Bornemisza presenta hasta el próximo uno de febrero la primera exhibición en España dedicada a la expansión del impresionismo en Estados Unidos. Comisariada por Katherine Bourguignon, la muestra rastrea a través de casi 80 pinturas el modo en que los artistas norteamericanos descubrieron este estilo en las décadas de 1880 y 1890, así como  su desarrollo posterior.

Aunque creadores como Mary Cassatt y John Singer Sargent llevaran algunos años viviendo y exponiendo en Francia, hubo que esperar hasta 1886, a la exposición organizada por el marchante Durand-Ruel en Nueva York, para que los estadounidenses comenzaran a hacer uso de la nueva pincelada, los colores brillantes y los temas modernos.

Las obras de Cassatt, Sargent o Whistler, reunidas en esta ocasión, revelan su papel en el desarrollo del impresionismo en Europa, mientras que las de Theodore Robinson o Childe Hassam, entre otros artistas que viajaron también al país galo, muestran una asimilación más gradual. Al igual que las de otros pintores que, sin haber tenido un contacto directo con este movimiento cultural y desde puntos de partida muy diversos, supieron adaptar sus ideas y su forma de trazar a los temas nacionales y seducir así a un nuevo público. Todos los lienzos expuestos están acompañados en las salas por algunas láminas de Monet, Manet, Degas y Morisot, con el fin de contextualizar y establecer un interesante diálogo entre ellos.

Para los nativos innovadores que querían participar de la modernidad europea era imprescindible pasar una temporada en París para visitar el Louvre y el Salón anual, e incluso, formarse en alguno de los cada vez más numerosos estudios y academias. James McNeill Whistler fue uno de los primeros, seguido por Mary Cassatt. En 1874, cuando la Capital de la luz se estaba recuperando de la guerra franco-prusiana, llegó una segunda oleada de pintores del nuevo mundo, como John Singer Sargent y Theodore Robinson.

Mary Cassatt y Sargent vivieron y formaron parte de los inicios del impresionismo y tuvieron unas carreras fundamentalmente europeas. Aquélla mantuvo una estrecha amistad con Monet, al que visitó en Giverny y poseía cuadros de muchos impresionistas.

Otros paisajistas norteamericanos que trabajaban en Francia en esa época empezaron a explorar a finales de 1880 las posibilidades de este estilo y a pintar al aire libre en el bosque de Fontainebleau, en la costa de Bretaña, y en Giverny, donde podían trabajar cerca del maestro Monet, aunque éste solo permitía a unos pocos colocar el caballete junto al suyo. Uno de ellos fue Theodore Robinson que, en esas sesiones, comenzó a utilizar colores más claros y a estudiar los cambios de luces y sombras a diferentes horas del día, aunque mantenía el rigor académico y el acabado meticuloso en el dibujo de las figuras.

John Leslie Breck, otro asiduo de Giverny entre 1887 y 1891, incorporó elementos novedosos como las sombras coloreadas y realizó una serie de almiares basada directamente en la obra de Monet.

escenas cotidianas. En torno a 1890, varios artistas norteamericanos que habían vuelto de Europa empezaron a incorporar escenas cotidianas, composiciones y colores a sus trabajos. Se enfrentaban entonces a un público distinto del que tuvieron sus predecesores franceses 20 años antes y el movimiento había evolucionado ya en el Viejo Continente a nuevos planteamientos, gracias a artistas como Van Gogh, Gauguin, Seurat y Signac. 

Whistler pasó gran parte de su vida en Europa, trabajando en Londres, Venecia y París, pero siempre se consideró americano y, aunque se encuadre más en la línea de la generación anterior, sus obras fueron admiradas por los impresionistas. En su país fue apreciado como un creador moderno y rebelde, al margen de las normas de la Academia.

Chase comenzó a pasar los veranos en Long Island para pintar al aire libre la costa atlántica, adoptando muchas ideas de esta técnica innovadora, como la observación de la Naturaleza y los efectos cambiantes de la luz.

En esa misma época, Edmund C. Tarbell y Frank W. Benson realizaron una serie de obras protagonizadas por mujeres y niños bañados por el sol en jardines o junto al mar. Aunque utilizaban como modelos a familiares o amigos, eran algo más que retratos, y esas jóvenes llegaron a representar un nuevo ideal americano. Por su parte, Benson empezó en 1901 a pasar los veranos en una isla frente a la costa de Maine. Su formación es patente en su destreza del dibujo y el respeto por las figuras que representa en sus lienzos.

A finales de 1897, Tarbell y Benson abandonaron la Society of American Artists para unirse a un grupo que se había escindido de ella, los Ten American Painters, que abogaban por los principios de la modernidad y la expresión artística individual.