Tesoros perdidos

Cristóbal Guzmán
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Decenas de exjugadores del Albacete Balompié, muchos de ellos formados en sus categorías inferiores, compiten en la Primera y Segunda División de las ligas española y europeas con un rendimiento medio óptimo

Jaime Romero, con la camiseta del Albacete en una imagen de archivo. - Foto: Rubén Serrallé

La historia reciente del Albacete Balompié presenta un rosario de errores de bulto que han desembocado en una crisis sin precedentes en el apartado deportivo, con las consecuencias lógicas, y también ominosas, en el apartado económico.

El descenso a Segunda División B en 2011 profundizó en esa brecha, a modo de corolario de una absurda administración de los recursos. El más llamativo llegó de la mano de la sustitución de plantillas competitivas por una interminable relación de fiascos, alejados de criterios profesionales, que condujeron inevitablemente al desastre sin paliativos.

Con una mirada retrospectiva posada en las plantillas del Albacete en los últimos 12 años, y jugando al juego improbable de que se hubiesen podido retener a los futbolistas que más tarde triunfaron (y aún triunfan), podrían confeccionarse hasta dos equipos de gran nivel en Segunda e incluso en Primera División.

Muchos nombres propios saltan a la vista, algunos en las mejores escuadras europeas. Diego Costa, por ejemplo, jugó en el Albacete en la temporada 2008-2009 (34 partidos y nueve goles), y actualmente es el bombardero del Chelsea de Mourinho, en el que marca las diferencias.

El hispano-brasileño dejó, al menos, un pellizco de derechos de formación, pero no así Keylor Navas, que ha acabado en el Real Madrid tras un exitoso paso por el Levante y un Mundial 2014 espectacular. La pésima gestión impidió que el Alba, con el que descendió en 2011, hiciese valer su descubrimiento para el fútbol europeo.

Son los dos nombres más célebres, pero no los únicos. A Jonathan Soriano, que llegó al club albaceteño en enero de 2009, tampoco hubo quien reparase en sus virtudes, al menos con contundencia. Ahora juega en el Salzburgo, con el que no para de marcar goles, hasta el punto de su media realizadora es la mejor de Europa, por encima de Cristiano Ronaldo y Leo Messi.

Pero los casos se cuentan por decenas. Verza, por ejemplo, es una pieza básica en el Almería de Primera División, como lo ha sido Corona durante muchos años, y Diego Mainz es titular indiscutible en el Granada. Álvaro Rubio y Carlos González Peña (Valladolid), Toché (Deportivo tras su paso por Grecia) o Jandro (Girona) son otros tantos botones de muestra de futbolistas cuyo paso por el Albacete no les sirvió para tener la continuidad requerida.

Capítulo aparte merecen los canteranos. Si bien se ha conseguido traspasar a algunos de ellos, resulta contradictoria la marcha de otros en un club con una infraestructura ideal para extraer un rendimiento que debería resultar más eficiente.