Un verano en paz y lejos del árido desierto

JOSECHU GUILLAMÓN
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Las familias de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui recibieron ayer a parte de los pequeños que pasarán el verano en la provincia

Cada año por estas fechas decenas de niños saharauis tienen la oportunidad de abandonar la dureza de la vida en los campamentos de refugiados de Tinduf y desplazarse a la provincia de Albacete y pasar un verano dedicado a la diversión, lejos del árido desierto.

Esto es posible, gracias al trabajo de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui y a su programa Vacaciones en Paz, gracias al cual 70 niños serán acogidos por familias albacetenses, durante los meses de julio y agosto.

Los primeros 18 niños llegaron ayer al centro de educación agroambiental de Aguas Nuevas, donde se reunieron con sus familias de acogida, por primera vez, ya que los 52 que repiten llegarán a lo largo de la mañana de hoy.

A pesar de estar algo descolocados por abandonar el campamento de refugiados, que ha sido su hogar desde su nacimiento, también se mostraban ilusionados y contentos por conocer otro país y la posibilidad de jugar en la piscina o pasar unos días en la playa.

Por su salud. Sin embargo, esta experiencia también es muy importante para la salud de los pequeños, como asegura la secretaria en funciones de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui, María José Parreño Simarro. «Para los niños es bueno dejar los campamentos por muchas razones, una de las principales es para tener una alimentación más adecuada, porque allí viven una situación casi de hambruna, viven en la parte más hinóspita del desierto, es un desierto de piedras, en el que no crece nada y la subsistencia es a través de la ayuda internacional».

Una ayuda que se ha reducido con la llegada de la crisis. «Cada vez reciben menos, aunque las asociaciones hacemos caravanas de ayuda humanitaria».

Por eso, el salir de su entorno un par de meses, les ayuda a desarrollarse más sanos. «Ellos vienen aquí y en dos meses pueden engordar cuatro o cinco kilos. Es muy importante para su desarrollo, porque se corrigen muchas anemias».

Además nada más llegar son llevados al pediatra que les corresponde, para que les haga una revisión, lo que permite que los que tienen algún problema auditivo se les solucione con un audífono o se les pongan gafas a aquellos niños que lo necesiten.

Si en estas revisiones se les encuentra alguna anomalía, los pequeños son enviados al especialista e incluso algunos son operados. «Este año tenemos varios casos de niños y niñas que se tienen que operar, es cirugía menor, pero ya tuvimos una reunión con la Gerencia del Hospital y la verdad es que su apoyo es incondicional y entienden que estos niños vienen para dos meses. Se les arreglan las citas, para que les de tiempo a volver a sus hogares recuperados».

Esta asistencia es vital, ya que nunca la recibirían en los campamentos de refugiados. «Hace dos años tuvimos uno que tenía una infección de rodillas, al que se le salvó la vida y tuvo que estar aquí hasta octubre. En los campamentos no sabían que tenía».

Muy solidarios. A pesar de la crisis, los albacetenses han demostrado ser muy solidarios, año tras año. El ejemplo más claro es que este verano, además de las 70 familias que acogerán a un niño, hay varias de reserva, a pesar del gasto que supone tener una boca más que alimentar y pagar el billete de avión de Tinduf a Alicante, donde llegaron a primera hora de ayer.

Por otra parte, hay que señalar que el programa está totalmente consolidado en Albacete, ya que lleva más de 25 años funcionando, en los que centenares de niños saharauis han visitado nuestra provincia. De hecho este año se ha dado el caso de una niña que llegó ayer, que estará con la misma familia con la que estuvo su madre hace más de dos décadas. Aunque antes venían desde los siete años, actualmente los que vienen tienen entre 10 y 12 años y seguro que pasarán un verano inolvidable.