Una de las principales preocupaciones de los españoles, teniendo en cuenta lo que apuntan las encuestas, es que los resultados de las generales del próximo 26 de junio repitan un capítulo similar al que se vivió tras el 20-D y, de este modo, los políticos sigan sin ponerse de acuerdo para cerrar un Gobierno y los ciudadanos tengan que volver nuevamente a las urnas. Consciente de este temor, el líder del PSOE y candidato a la Moncloa, Pedro Sánchez, llamó ayer a la calma al asegurar que el país tendrá Gobierno «en una semana» si su partido resulta ganador el 26-J y garantizó que «no habrá terceras elecciones».
En su intervención en la XXXII Reunión del Círculo de Economía, Sánchez insistió en su intención de cerrar un Ejecutivo en apenas siete días «y sin vetar a ninguna fuerza del cambio». «Y no será uno Gobierno cualquiera», agregó, «sino uno limpio, dialogante y social».
En este sentido, aseguró que su formación es la que, históricamente, ha demostrado estar más capacitada para gestionar la complejidad política y subrayó que «no se trata de arrinconar a nadie», si bien matizó que excluye al PP en su Gabinete, aunque, una vez en el poder, contempla acuerdos con los populares en cuestiones cruciales para España. «Con aquellos que no formen parte del Gobierno del cambio, tenderemos puentes en temas de Estado», incidió.
Precisamente, uno de esos asuntos vitales es la cuestión catalana, un tema que, a su juicio, «ha impedido que haya un Ejecutivo» en el país, reprochando que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, usara el referéndum como «señuelo» para no pactar y extendiera la demanda de autodeterminación «a otros pueblos».
Para Sánchez, los morados han «abierto una puerta peligrosa y han hecho que del derecho a decidir ya no se hable solo en Cataluña», sino también en el País Vasco y Galicia, por lo que esa formación «está banalizando algo muy importante como es el derecho a convivir juntos», expresó, mientras que el PSOE defiende restablecer puentes y llegar a un acuerdo a través de una reforma federal de la Constitución que rebaje las tensiones territoriales.
En cuanto a Mariano Rajoy, censuró que «está metiendo a la derecha española en un callejón sin salida», agregando que ha estado cinco meses sin moverse en ninguna dirección, «como un reloj estropeado, que solo acierta dos veces al día».