Los 'milagritos' del Asilo de San Antón

M.M.B.
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Sor Ana María Santamaría, madre superiora del centro asistencial, asegura que «la experiencia de tocar a Cristo en el anciano es lo mejor que he podido vivir»

Se preparan para echar una partida de bingo. Se acercan las cinco de la tarde y un nutrido grupo de ancianas residentes en el Asilo de San Antón se disponen a jugar unos cartones para pasar la tarde. Sor Ana María entra en la sala y las saluda, no quiere posar para la foto ella sola, quiere estar junto a los ancianos a quienes ha dedicado su vida. Hablamos con la madre superiora del Asilo de San Antón en las vísperas de la fiesta que bautiza la casa que dirige, una burgalesa de nacimiento, que ha recorrido medio país cuidando de los ancianos, cumpliendo el voto que otorgó cuando decidió entrar en la congregación de los Ancianos Desamparados. Explica la madre superiora que «estamos rehabilitando un pabellón para tener más plazas. Ahora tenemos lista de espera», a lo que apunta que «algún milagrito que otro hacemos. No es fácil mantener una casa tan grande».En el asilo viven actualmente 120 ancianos, la mayoría son mujeres, tenemos 85 residentes, y 35 hombres.