Apostar por la INDUSTRIA es apostar por el EMPLEO

Israel GArcía-Juez
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A Europa le falta el impulso político para consolidar una estrategia industrial común

Un país que no tiene industria no tiene nada que vender, y acabará desapareciendo. Esta célebre frase la pronunció en 2010 Nicolás Sarkozy, ese hombre que aparte de inaugurar el campus de FAES también fue el primer ministro galo. Me parece especialmente relevante que un país como España, que hasta antes de ayer éramos rurales (no tengo muy claro viendo los resultados de las urnas que no lo sigamos siendo) se tome en serio la necesidad de una política industrial. Por ello, la escuela técnica superior de Ingenieros Industriales, muy demandados por el mundo por su fuerte preparación, haya querido celebrar una conferencia con esta temática. La primera en la frente vino al no acudir José Manuel Soria, titular de esta cartera pues le llamaron de urgencia a la Moncloa y nos tuvimos que conformar con Marisa Poncela que hay quien afirma que se sabe mejor la película que el ministro.
El que sí que acudió fue el espigado ministro de Defensa, Pedro Morenés, acompañado por una bella oficial de marina que hacía las funciones de ayudante. Siempre nos cuenta las mismas anécdotas, así que les recuerdo que cuando le pidió a Richard Wagoner, presidente de General Motors que montara un centro de I+D+i en España le dijo que no porque la tecnología correspondía a la soberanía de un Estado y que el embajador de Israel (que es el país con más ingenieros del mundo) afirmó que el resto de países compiten con China, pero ellos están 20 años por delante. Recordó que a Europa le falta impulso político para consolidar una estrategia industrial común pues a nuestros enemigos hay que hacerles frente porque son fuertes y se unen para desafiarnos. 
Carlos Conde, rector de la Universidad Politécnica de Madrid le miraba con cierto escepticismo, pero no podemos esperar mucho de un hombre que lleva camisa de manga corta con traje.
Concluyó Morenés afirmando que solo para que en Bruselas entendieran que hay que diversificar el suministro energético, pues los socios pueden cambiar (léase Rusia), se ha tardado tres años en aprobar el proyecto de interconexión de España con Francia. 
Carlos Suárez utilizó un elegante ardid para hablarnos de Indra, en deferencia a los que no conocen la compañía les voy a ilustrar y colocó su cuñita publicitaria. Todavía más vergonzoso fue el caso de Francisco Ruiz, director general de la SEPI que se limitó a leernos quiénes conforman la antigua INI. Por cierto, casi todo empresas deficitarias que a ver quién demonios las compra. Lo único decente que escuché, como no podía de ser de otra forma, fue a Ginés Clemente, CEO y fundador de Aciturri. La mayor empresa de tecnología de Castilla y León que fundó él en el año 77 con un solo empleado que se llamaba y apellidaba curiosamente como él. Dijo que las pymes son una bendición pues crear empleo solo depende de los empresarios y que hay que tener paciencia con las compañías industriales que requieren unos períodos de tiempo para su consolidación que no siempre los entiendes los bancarios al uso. Antonio Bueno Hudson, como el río, es el CEO de Santa Bárbara recordó que solo invertimos en defensa un 0,9 por ciento del PIB lo que nos coloca por delante de Luxemburgo. Lo cual es muy tranquilizador con todos los yihadistas llamando a nuestra puerta. 
El acto concluyó con dos viejos rockeros del mundo industrial a los que es muy grato escuchar. Les hablo de Claudio Aranzadi, vasco, expresidente del INI y ministro de Industria de 1988 a 1993, que dijo que la política industrial en España era como un Guadiana y pidió que se hagan acciones específicas en asuntos selectivos. Pero cuidado donde se hace, pues los japoneses hicieron todo al revés y no ayudaron al sector que más competencia sana ha hecho; el automóvil. Recordó que de cada euro que se invierte en industria a la sociedad le repercuten tres, pues es un gran dinamizador económico. Lo mismo pasa con el mercado laboral, cada empleo que se crea, genera otros tres. Quizá por eso hay que hacer una política industrial que sirva para incrementar la competitividad de nuestras empresas en un mundo globalizado. Así lo expresó el también exministro Josep Piqué que se puso para la ocasión unos zapatos horripilantes. Tan es así que mi compañero fotógrafo, Juan Lázaro, decidió evitarle a los lectores esa imagen. Quiero destacar que Piqué habló del gran número de firmas multinacionales que tenemos en comparación con nuestro tamaño en el mundo lo cual abre una ventana a la esperanza. También, y supongo que venía a cuenta del cargo que en la actualidad ostenta en OHL, comentó el alto nivel de infraestructuras que tiene España para que no nos flagelemos demasiado. Una petición a los reyes ministro? Sí, que se apuesto por el corredor mediterráneo de mercancías en tren. 
Entre los asistentes pude ver a Carlos López, director general de Telefónica, que tiene cara de despistado, pero que se orienta del carajo y a Jaime Revilla, presidente de Iveco España, gozando con las magdalenas rellenas de nocilla que pusieron en el desayuno y que viendo cómo las trabajaba todo parece indicar que en su casa no se las dejan comer por aquello de mantener la línea de flotación.