Operación: poda

M.M.B.
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La menor crudeza del invierno reduce el tiempo en el que se pueden hacer podas más severas. Hasta marzo, un equipo de 18 personas elimina ramas peligrosas o molestas

Los inviernos ya no son lo que eran. Ni hace tanto frío, ni lo hace durante tanto tiempo. La amenaza de una primavera prematura apremia a las brigadas de poda a hacer cuanto antes su faena. El periodo oficial de poda en la ciudad se prolonga de octubre a marzo, pero todo depende del clima del momento, «cada vez tenemos menos tiempo, los árboles empiezan a brotar y entonces no se les pueden hacer podas drásticas, como mucho redondearlos y poco más», explica Francisco Lucas, oficial de poda desde hace una década, mientras se prepara para quitar alguna rama a un pruno. Sierra en mano, se sube cada mañana a las siete en la cabina de una grúa que lo eleva hasta la copa de los árboles que ornamentan la ciudad. Pueden trabajar hasta una altura de 12 metros. Hasta mediodía, no hay tiempo que perder. «Depende mucho, pero se pueden podar entre 20 y 30 árboles cada mañana», explica el joven, al relatar lo condicionado que está su trabajo por la ubicación de los árboles a podar.