¡Los masones existen!

Ana Martínez
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A pesar de haber sido perseguidos e invisibilizados, la Logia San Juan de los Llanos cuenta en la actualidad con una veintena de hermanos • A principios del siglo XX, la provincia llegó a tener más de una docena de logias

Sala donde la Respetable Logia Simbólica San Juan de los Llanos de Albacete celebra sus tenidas o reuniones. - Foto: Cedida

"Estimular el perfeccionamiento moral e intelectual de los hombres buscando obtener la fraternidad universal». Con casi 300 años de antigüedad, la masonería es una de las fraternidades iniciáticas más enigmáticas que existen. En Albacete, tras un paréntesis de ocho años, fue reconstituida y consagrada en 2007 con el nombre de Logia San Juan de los Llanos número 36.

Desde entonces hasta hoy, más de una veintena de hermanos albacetenses celebran las tenidas o reuniones, en las que, en primer lugar, cumplen con un ritual muy antiguo y didáctico que les va enseñando ciertas tradiciones. Posteriormente y con el único límite de no practicar el partidismo ni el proselitismo, se abren debates filosóficos, científicos y de interés general, para finalizar con actividades típicas de cualquier organización como proyectos de acción social, mejoras de la institución o de las infraestructuras.

Jesús Albacete Nieto es el venerable maestro de la Respetable Logia Simbólica San Juan de los Llanos nº 36 de Albacete. Asegura que la masonería no es otra cosa que «una escuela formativa de hombres, una fraternidad que une a sus miembros con un vínculo de armonía, verdad y amor fraternal». Para los masones, esta fraternidad es la institución orgánica de la «moralidad» más absoluta, en la que se combate «el vicio y la ignorancia» e inspira a sus miembros «el amor a la humanidad».

Aunque su funcionamiento es muy complejo, Jesús Albacete trata de explicar los objetivos de la masonería:«Enseñar a sus miembros -indica- los valores de rectitud, de responsabilidad personal, de mejora moral de la persona y, a través de ésta, mejorar a la humanidad».

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