Patricio Martínez, el campeón de la constancia

J.L. Royo
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Este maestro de Primaria de Villarrobledo ganó la medalla de bronce en el Mundial de taekwondo en Máster 1

Patricio Martínez, el campeón de la constancia

Esta es la historia de un campeón anónimo, hecho a sí mismo y que en los últimos años está recogiendo todo lo que ha sembrado desde que empezará a practicar taekwondo. Patricio Martínez Cano, de Villarrobledo y maestro de Primaria, se colgó hace unos días una medalla de bronce en el Campeonato del Mundo de la modalidad de poomsae en la categoría Máster 1, una recompensa al sacrificio diario de un deportista al que su afición le quita horas de sueño y dinero de su bolsillo.

Hace unos días llegaba a las redacciones de los medios albacetenses la noticia de que Patricio Martínez había ganado un bronce en el Mundial de Taekwondo que se disputó en China Taipei, más conocido como Taiwan. Aunque no era la primera medalla internacional que lograba Patricio, sí que llamó la atención que, de repente, este deportista de 42 años apareciese en la escena mundial.

«Desde pequeño siempre tienes la ilusión de participar en un Mundial, que es el máximo campeonato que existe», asegura Patricio Martínez, que durante «muchísimos años he estado entrenando para intentar conseguir ser el primero del ránking nacional». Y es que para poder competir en un Mundial o un Europeo tiene que tener ser el primero del ránking español.

Patricio lleva dos años al máximo nivel y formando parte de la selección española y el fruto llegó por después de mucho tiempo practicando taekwondo. «Cambié mi forma de entrenar, de hacer las cosas, empecé a hacerlas de un modo más profesional, ahora tengo un entrenador personal, que me distribuye las cargas, tengo un nutricionista, además mis entrenadores específicos de taekwondo como el maestro del Gimnasio Tiger de Villarrobledo y una entrenadora como Yolanda Ubero, que ha sido varias veces campeona del Mundo».

Comenzó a practicar este deporte con cinco años, aunque no siempre ha podido entrenarse como a él le hubiera gustado, los estudios universitarios le hicieron parar una temporada, aunque «después me reenganché».

A partir de los 32 años volvió a tomárselo más en serio y comenzó a competir. Desde entonces su evolución ha sido constante y en el 2014 se clasificó para el Campeonato del Mundo de México en la modalidad sincronizada. «Esos días allí me abrieron la mente, me vine con la mochila llega de cosas, vi cómo trabajaban, qué hacían y a partir de ahí me planteé que o hacía las cosas bien o lo dejaba porque no lo estaba haciendo bien». Y eso que en aquel Mundial acabó en la quinta posición.

En este sentido, Patricio destaca que una vez que entras a formar parte de la selección española y a participar en competiciones a nivel internacional «te enfrentas a profesionales que viven de esto, sobre todo los asiáticos, que se entrenan mañana y tarde, pero yo soy maestro y tengo que dar clase y por la tarde tengo mi responsabilidad familiar».

Sacrificio.

Para poder alcanzar el nivel de sus rivales, a Patricio Martínez no le queda otra que sacrificarse. Así, se levanta todos los días a las cinco de la mañana para poder entrenarse durante tres horas, después desayuna con la familia, se va a trabajar y después de comer, cuando su hija de tres años se echa la siesta, aprovecha para entrenarse otras dos horas. En total cinco o seis horas diarias intentando conciliar con su vida familiar y laboral.

«Es un sacrifico, pero esto es como mi psicólogo. Al principio me costaba levantarme tan temprano, pero ahora veo que me viene muy bien, entreno esas dos o tres horas y empiezo el día mucho mejor que si me despierto a las ocho y me voy corriendo a trabajar, es algo que recomiendo».

Todo esto le ha servido para convertirse en el mejor español en su categoría tras ganar dos veces el Campeonato de España individual (2017 y 2018), también fue campeón de España de clubes en trío sincronizado, lo que le ha permitido encabezar el ránking nacional en los dos últimos años y eso le permitió competir en el pasado Mundial y en el Europeo de Clubes que se celebra el 9 de diciembre en Oropesa del Mar (Castellón) y en el que tiene como objetivo la medalla de oro.

Este año sigue como primero del ránking y eso le va a permitir clasificarse para el Campeonato de Europa que se celebrará en mayo.

A nivel internacional también ha crecido mucho y han ido cayendo medallas. «Desde que cambié mi forma de entrenamiento y de ponerme en manos de expertos y empecé a competir fuera de España, como en Lille (Francia),  donde ya conseguí medallas, también en el British Open -donde logró oro en sincronizado y bronce individual-, el Open de Lisboa, consiguiendo una planta individual y un oro en trío sincronizado, voy sacando medallas y me iba dando cuenta de que tenía posibilidades de hacer algo en el Mundial».

También fue cuarto en el Mundial Playa, que se disputó en Rodas (Grecia) y eso que se lesionó y, aunque después compitió mermado en el Europeo finalizó en novena posición.

De todas formas, Patricio matiza que en estas competiciones se enfrenta a rivales europeos, no ante asiáticos que «son los verdaderos huesos porque son profesionales».

De hecho, el Mundial de China Taipei lo ganó el coreano Jae Sam Song, mientras que Patricio cayó en semifinales ante el alemán Christian Senft. «El día de la clausura del Mundial todos los componentes del equipo de Corea llevaban medallas colgadas, salvo una chica y nosotros bromeábamos diciendo que se la habría dejado en el hotel».

Al cuadro final llegaron los ocho mejores y Patricio entró como séptimo, por lo que en la fase de cuartos de final le tocó enfrentarse al segundo de la primera fase «un brasileño que era muy bueno y tenía un gran equipo». Pero el villarrobledense se impuso y se metió en semifinales, asegurándose el bronce ya que en estas competiciones se reparten cuatro medallas, dos de ellas de bronce.

Su siguiente rival fue Christian Senft en busca de la lucha por la medalla de oro y «fue una pena porque perdía por centésimas».

 

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