Jueces, fiscales y letrados reciben cada año más asuntos de los que pueden resolver. Sucedió que los ciudadanos tomaron conciencia de sus derechos y empezaron a pleitear, «y a partir de los años 80, sobre todo, esto empezó a engordar», describe gráficamente Francisco Antonio Bellón, secretario de la sala de gobierno del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha. 

La estampa de juzgados atestados de torres y torres de expedientes judiciales en papel daban buena muestra del atasco y evidenciaban lo urgente que era modernizar esta administración que parecía anclada en los butacones de terciopelo, el vetusto mobiliario de madera y... en el papel.

Y llegó la consigna. Papel cero. La justicia digital trata de abrirse paso desde entonces. Un paseo por cualquier oficina judicial evidencia que sigue habiendo papel, pero todos coinciden en que mucho menos del que había hace unos años. 

Jueces y fiscales, sobre todo, se resisten a perder la celulosa impresa como herramienta de trabajo, argumentan que su actividad deliberativa debe apoyarse en documentos impresos. Más aún cuando se enfrentan a pleitos «monstruosos» y tienen que trabajar con herramientas informáticas que no funcionan a la perfección. Al fin y al cabo, insisten, lo importante es dictar sentencias y que sean de buena calidad, no hacerlo con más o menos papel. 

Desde el 2009 todo papel que entra y sale de los juzgados debe hacerlo por esta vía, a no ser que quien lo presente sea un particular.  Abogados, graduados sociales y, sobre todo, procuradores han tenido que familiarizarse con esta herramienta. Las ventajas, entre otras, es que puede presentarse un escrito las 24 horas del día, los 365 días del año, «ya somos como las funerarias», se atreve a decir con humor un procurador. Los inconvenientes, los mil y un fallos informáticos de un sistema en rodaje.

La estadística revela la dimensión de este paso. Desde que empezaron las comunicaciones electrónicas en 2009, desde LexNET, se han realizado solo en la provincia de Albacete 5.283.681 notificaciones, 82.249 escritos iniciadores (10.676 atestados, 3.842 partes hospitalarios y 67.728 del resto) y 456.897 escritos de trámite. Es decir, más de 5,8 millones de comunicaciones con los juzgados han dejado de hacerse en papel en estos nueve años. 

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