La Catedral acogió el funeral por el guardia civil que falleció en Asturias

MARCELO ORTEGA
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El director general del instituto armado le impuso la Cruz de Plata a título póstumo

El féretro con los restos mortales del agente fallecido entraba en la Catedral llevado por compañeros. - Foto: ARTURO PÉREZ

Compañeros de la Guardia Civil, amigos y familiares acudieron ayer a la Catedral para brindar una emocionada despedida a Eusebio García Flores, el agente de la Agrupación de Tráfico que falleció en accidente de moto el lunes mientras participaba en la  Unidad de Movilidad y Seguridad Vial (UMSV) en la etapa reina de la Vuelta Ciclista, a su paso por Asturias. El templo religioso se quedó pequeño en un funeral donde se recordó la vocación de servicio del agente fallecido, cuyo féretro llegó a la plaza de la Catedral envuelto en una bandera española y al son del Himno Nacional.

El funeral reunió en Albacete a autoridades civiles como la alcaldesa Carmen Bayod y el delegado del Gobierno, Jesús Labrador, y también estuvo el director general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, que fue el encargado de imponer la Cruz de Plata del mérito a título póstumo al agente, una condecoración que el ministro de Interior dictó pocas horas antes, y que supone una de las máximas distinciones del instituto armado. Junto a Arsenio Fernández de Mesa asistió al funeral la directora general de la Dirección General de Tráfico, María Seguí, quien mostraba sus condolencias a la familia del agente y destacaba «la magnifica labor que realiza la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil», así como «los otros cuerpos que vigilan el tráfico». Seguí subrayó el servicio «altruista, generoso y magnifico» de estos agentes, un trabajo «callado y pocas veces reconocido adecuadamente» pero «del que todos se benefician». Seguí tenía palabras para la familia del agente fallecido, y señaló que «van a tener que rehacer su vida con una gran ausencia», al tiempo que aseguró que desde la DGT se seguirá «trabajando para que esto no le ocurra a nadie, sea agente de tráfico o no».

SERVICIO PÚBLICO. También en la homilía se recordó este servicio público de los agentes, y se subrayaba «el deseo de servir a todos» de Eusebio García. El sacerdote mostraba su esperanza en que ahora «sea un ángel custodio más que vele por cada uno de los agentes en la carretera». Tras el funeral, los compañeros portaron de nuevo el féretro a las puertas del templo, donde todos entonaron el Himno de la Guardia Civil y después La muerte no es el final, para despedir entre aplausos al cortejo fúnebre. El entierro tuvo lugar por la tarde. Eusebio García tenía 41 años y era la segunda que vez que participaba en el dispositivo de seguridad del UMSV.