Sergio Felipe apunta en tarde de trofeos para los locales

PEDRO J. GARCÍA
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El novillero con raíces alcadoceñas dejó detalles, con clase y empaque, aunque frío, y cortó una oreja, al igual que el otro local, un voluntarioso Alberto Pozo

Sergio Felipe apunta en tarde de trofeos para los locales

La segunda novillada del abono albacetense se saldó con dos orejas cortadas por parte de los novilleros locales, Alberto Pozo y Sergio Felipe, aunque de distinta condición y calado, ante un encierro de la casa Lozano, con sus tres hierros -El Cortijillo, Alcurrucén y Hermanos Lozano-, que fue manejable y noble en general, con el corrido en cuarto lugar como mejor novillo y con el quinto, ése del que tradicionalmente se dice que no es malo, que, en esta ocasión, fue el que peor condición tuvo. Y como los novillos, también hubo variedad en la terna, porque Felipe, que tiene aspectos que pulir, quitar frialdad a su toreo para intentar calar más en los tendidos, tuvo empaque, dejó detalles y apunta, por lo que es un novillero al que es preciso seguir para ver si dispara cuanto antes y se sube al carro novilleril para tener más continuidad en sus actuaciones. Por su parte, Alberto Pozo, todo voluntad y entrega, también arrancó una oreja al segundo de su lote, el mejor de la tarde, mientras que Martín Escudero, el que más festejos contabiliza de los tres, pasó de puntillas por Albacete, porque no dejó ni atisbos de clase ni de entrega y las dos cosas unidas son lo peor que le puede pasar a un novillero.

 

el aspirante felipe. Sergio Felipe es un novillero forjado en la Escuela Taurina de Albacete que, por el momento, es aspirante a ocupar un buen lugar en el escalafón novilleril, algo que está en sus manos, porque ayer mostró sus credenciales y, con las carencias del que no se ha vestido mucho de luces, demostró muy buenas maneras, un toreo clásico, empaque y una buena proyección, aunque el principal pero está en su frialdad en el ruedo, que evita que transmita más todo lo que hace en sus faenas.

Sergio Felipe estuvo arropado por una buena cuadrilla, porque, ante el primero, Javier de Esperanza realizó una buena lidia y tras el tercio de banderillas se desmonteraron Javier Perea y Ricardo Izquierdo, mientras que con el quinto de la tarde destacó la lidia de Perea y quienes se desmonteraron tras un buen tercio de banderillas fueron Esperanza e Izquierdo. Arropado el novillero, el resto era labor suya y al primero lo recibió con buenos lances a la verónica y le recetó un lucido quite con tres tafalleras y una revolera de remate. Brindó al público e inició su faena por bajo, con gusto y temple, para después dejar varias series con la derecha en las que dejó patente su empaque, aunque estuvo demasiado frío y le faltó transmitir más al tendido en una faena que que tuvo altibajos, porque al natural consiguió mantener el tono en dos series, pero la siguiente fue menos limpia, con algún enganchón. Volvió a la diestra y hubo menos lucimiento, pero consiguió que nuevamente subiese de tono con el remate que realizó, con unas ajustadísimas bernadinas. La estocada contraria que dejó no fue suficiente y tuvo que descabellar por dos ocasiones y, tras escuchar un aviso cobró una oreja.

Peor condición tuvo el segundo de sus enemigos, un novillo más soso y parado, lo que propició que la faena del joven novillero no tuviese continuidad ni transmisión. En los primeros compases, con la derecha, el toro estuvo más distraído con una banderilla caída que pensando en embestir. Entonces apostó por el pitón izquierdo, con un astado todavía más parado y sin transmisión alguna y, con voluntad, alargó una faena que, en esta ocasión, tuvo el remate de unas manoletinas. No estuvo certero con los aceros, pero el público ovacionó a un Sergio Felipe que apuntó sobre el albero albacetense y al que ahora hay que seguir para ver si dispara en las próximas citas importantes que tiene, como son las de Arnedo y Las Ventas en Madrid. Ahí puede escribir las primeras líneas de su próxima temporada.

 

un pozo inagotable. Alberto Pozo llegó a Albacete con el bagaje de que en las últimas ferias ha triunfado y ayer también salió decidido. Tiene el debe de lo poco que torea, pero el haber de la gran voluntad que derrocha, como dejo patente ayer. Con el primero de su lote, un novillo noble, manejable y que se desplazó por ambos pitones, no se acopló en una faena sosa, fría y sin continuidad que fue silenciada. Más decidido salió ante el segundo de su lote, un novillo con más clase y nobleza, al que realizó un quite en el que alterno chicuelinas, tafalleras y una revolera de remate. Calentó el tendido con un tercio de banderillas en el que expuso mucho en el tercer par, por los adentros. Siguió su tono populista con el inicio de faena clavado de hinojos, para tener un comienzo toreando con la diestra en una faena en la que pronto se puso encimista y ahogó las embestidas de un presumible buen novillo. Logró su objetivo y llegó a un público que le concedió una oreja.

Martín Escudero realizó una faena sosa, sin lucimiento, siempre con la muleta a media altura a su primer enemigo. Además, su labor fue a menos, cada vez con más enganchones y más embarullada. Tampoco se acopló con el segundo de su lote, aunque estuvo voluntarioso, siendo silenciadas sus dos faenas.