El de Albacete es, a tenor de los datos, un aeropuerto de bajos vuelos. O de casi ninguno. A lo largo del pasado mes de marzo fueron 27 las operaciones registradas en este aeródromo de uso civil gestionado por AENA, lo que deja patente que no se llega ni siquiera a uno al día.
Pese a ello, y a que la cifra nos coloca como el último aeropuerto en número de vuelos (a excepción del helipuerto de Algeciras, que contabilizó ocho), fueron, sorprendentemente, un 28,6% más que los que hubo en marzo de 2013 en las instalaciones aéreas de Los Llanos.
La falta de actividad es la consecuencia lógica de que un aeropuerto no cuente con ninguna línea regular operando en él. Los escasos vuelos privados -tipo charter, como el que esta pasada semana aterrizaba en estas instalaciones para traer al actor Antonio Banderas a la capital con motivo del concierto ofrecido por la Banda Municipal en el que se interpretaron algunas de sus marchas- no sirven para hacer remontar el vuelo de un aeródromo que está casi parado.
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