El IGN detectó cuatro terremotos en 24 horas alrededor de la localidad

E.F.
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El último temblor registrado por los sismógrafos se produjo a las 20,46 horas del domingo y alcanzó los 2,7 grados en la escala Richter

El Instituto Geográfico Nacional confirmó ayer la detección de hasta cuatro temblores de tierra, cuyas magnitudes en la esca Richter oscilaron entre los 1,6 y los 2,7 grados, en dos zonas situdas al oeste y al noroeste del casco urbano de la localidad de Munera.

Munera forma parte de la comarca del Campo de Montiel, y está situada a 27 kilómetros de Ossa de Montiel, la localidad albaceteña donde se registró un seísmo de 5,2 grados el pasado 23 de febrero y que se sintió incluso en puntos de la capital de España.

NOROESTE Y OESTE. Para ser precisos, los movimientos telúricos se dieron en dos áreas, una situada al noroeste del casco urbano de Munera y la otra en dirección oeste.

El primero se registró pasadas las cinco de la madrugada del pasado domingo; tuvo una magnitud de 1,6 grados y su epicentro se situó hacia el noroeste, a 11 kilómetros de profundidad.

El segundo tuvo lugar a las siete menos 20 de la mañana, hora local, y llegó a los 1,7 grados; su epicentro estuvo en una zona situada al oeste de Munera, también a una profundidad de 11 kilómetros, siempre según el IGN.

El tercer temblor de tierra ocurrió casi a la una del mediodía y tuvo una magnitud algo menor, de 1,5 grados en la escala Richter; su epicentro volvió a situarse hacia el oeste,  y de nuevo a 11 kilómetros de profundidad.

Por último, a las nueve menos cuarto de la noche, llegó el movimiento más fuerte. De nuevo hacia el oeste, de nuevo a 11 kilómetros de profundidad, pero con una magnitud de 2,7 grados en la escala de Richter.

Este último seísmo fue, precisamente, el que se dejó sentir con claridad, y no sólo en Munera, sino también en los términos municipales más próximos. El teniente de alcalde del Ayuntamiento de Munera, Luis Víllora, explicaba ayer a La Tribuna de Albacete que los daños provocados por los cuatro seísmos, especialmente el último, han sido todos de «escasa importancia», de acuerdo a los datos recabados por los propios funcionarios municipales.

«Hemos abierto una oficina de atención en el Ayuntamiento, para que acudan todos los vecinos que tengan algún daño y, por el momento, lo que nos han notificado son grietas en alguna pared, algún zòcalo que se cae, esto es, daños materiales de poca importancia y, gracias a Dios, ni un solo problema de  tipo personal», celebró.

No obstante, precisó, que los daños hayan sido leves no significa que «entre los vecinos, no hay una cierta inquietud, porque la hay; no llega a ser angustia o miedo, pero sí que hay cierta preocupación, porque no es normal lo que ha pasado, primero lo de Ossa, luego las réplicas y ahora esto, no es algo habitual, y es lógico que la gente no se sienta cómoda del todo».

Víllora también aclaró, citando al IGN, que los terremotos de Munera, pese a ser de menor magnitud que el de Ossa, si que se dejaron sentir «porque el de Ossa fue a una profundidad de 14 kilómetros y los nuestros  fueron a 11, más arriba».