Carlos Herrera: «La Feria es seria, no aburrida»

Sánchez Robles
-

El periodista destaca la importancia y el rigor del abono albacetense y sobre losucedido en Sevilla este año afirma que «fue una obcecación absurda de cinco señoritos del toreo»

El periodista Carlos Herrera, un habitual de la Feria taurina. - Foto: A.P.

El periodista Carlos Herrera ha presenciado las dos últimas corridas celebradas en la plaza de Albacete con motivo de su Feria. Su afición a los toros la proclama a los cuatro vientos, su defensa del espectáculo taurino es constante y su fina y rigurosa visión de seguidor de la Fiesta es una proclama que realiza cuando es necesario tanto en la radio, sobre todo en su programa excelente Herrera en la Onda, como cuando se le requiere para una entrevista.

Afirmó en primer lugar que una de las ferias españolas que más le apasiona es la de Albacete a la que conoce muy bien y define mejor. «La feria de Albacete es seria, pero no aburrida, a pesar de que haya algunos que a veces quieren hacer d ella seriedad un aburrimiento terrible. Los toros son una fiesta y por eso acudimos a la plaza para entretenernos, a divertirnos, a emocionarnos y no a realizar un examen de pureza tauromaca. El abono taurino albaceteño es uno de los más serios que he conocido con un público entendido y muy bien educado sobre todo por los grandes diestros que ha dado esta tierra desde Pedrés, Chicuelo II hasta Dámaso y Manuel Caballero. Tengo la idea además después de tantos años que vengo a esta plaza que existe un arraigo y un aprecio por la Fiesta tanto por el arte de los toreros como la valentía. Es una Feria para pasarla muy bien como aficionado en el mes de septiembre en el que todavía queda una parte de verano, te encuentras con buenos amigos, vas a restaurantes a degustar excelentes productos y encima tienes una tarde de toros con interés y carteles de primer nivel. Es por tanto una especie de obligación para el buen aficionado vivir y venir a la Feria de Albacete, acudir a su plaza», expuso Carlos Herrera.

Por su experiencia de aficionado taurino, su presencia en un buen número de plazas de toros, sobre todo cuando las obligaciones laborales se lo permiten, Carlos Herrera indica que uno de los elementos definidores del abono taurino albaceteño es la presentación del toro. «He presenciado este año  en Albacete las corridas  en la que se lidiaron los toros de Fuente Ymbro y la de Cuvillo. El primer encierro no estuvo a la altura de otras tardes de triunfo de esta temporada, los toros de Cuvillo no dan grandes emociones, pero van a facilitar el lucimiento de los toreros, como fue el caso de El Fandi que es una especie de encofrador del toreo, muy valiente y de conexión fácil con el público y al que hay que agradecerle lo que hace en el ruedo cada tarde. Me gustó mucho la faena de Castella».

Pregunta obligada al fino analizador de la realidad taurina y social española es su visión del futuro de este espectáculo. «Hay que pensar y analizar ahora el futuro de la Fiesta en función de los novilleros y ahora hay diez o doce que pueden ofrecer una posibilidad de futuro muy buena.   Seguramente algún muchacho de los que están ahora en las escuelas taurinas habrá entrado en la categoría de prefigura, porque en diez años es difícil convertirse en figura del toreo... aunque los cohetes existen y hay toreros que lo han logrado en sólo unos años. Pienso que la Fiesta seguira siendo Fiesta. Dentro de 10 años habrá calma absoluta. La Fiesta seguirá como ahora y lo que habrá que desear es que las jóvenes promesas sean extraordinarios toreros. Si no hay figuras, la gente no va a la plaza».

Responde con rapidez y de una forma contundente cuando hablamos con lo sucedido este año en una de sus plazas preferidas, la Maestranza al negarse un grupo de figuras a torear en la Feria de Abril tras un contencioso con la empresa del coso sevillano. «Lo de este año en Sevilla ha sido una obcecación absurda de cinco señoritos del toreo».

Y continuación, llega una explicación sobre el espectáculo taurino. «Los toros sólo se explican desde la emoción que causa la  belleza. Y también desde la tradición; y si después de tantos años de aguantar embestidas la Fiesta sigue viva será por algo. No es un tópico barato decir que es una Fiesta profundamente española; la existencia para el español sólo parece que tiene autenticidad cuando se vive como una aventura».  Herrera también lanzó un órdago a los poderes políticos para que se involucren en la defensa de la Tauromaquia: «Echo en falta, desde el poder, menos complejos para defender la Fiesta, no sólo una expresión artística sin parangón en el mundo, sino una industria de la que dependen muchos puestos de trabajo. Sin contar con el ecosistema, que supone la crianza del toro en tantas extensiones ganaderas de muchas zonas de España. En Albacete tenemos ejemplos claros, pues es una provincia con importantes y legendarias ganaderías que han dado muchos triunfos a los toreros a lo largo de muchos años».

Y en la recta final, da una definición tan breve como esencial de algunos toreros. «Morante, densidad. El Juli, maestría cósmica. Manzanares, majestad. Castella, aplomo. Perera, valor desusado».