Los Guardianes de la Luz

I.M.
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Desde 1994, la ONG Medicus Mundi de Castilla-La Mancha realiza proyectos y campañas oftalmológicas en Burkina Faso. Ha formado al personal, ha hecho instalaciones, las ha equipado y ha atendido a 18.500 pacientes

Imagen de las dos mesas en las que los voluntarios de aquí y profesionales de allí operan - Foto: Medicus Mundi

Desde el año 1994 Medicus Mundi Castilla-La Mancha viene desarrollando proyectos de salud ocular en Burkina Faso, en coordinación con el Ministerio de Salud de este país africano, uno de los más pobres del mundo, así como con su Dirección Regional de Salud (DRS) y, más específicamente, con su Servicio Regional de Lucha contra la Ceguera.

En estas dos décadas han actuado en Orodara, Houndé, Boromo, Gacua, Dandé, Bobo Dioulasso y en la provincia de Tuy, con diferentes iniciativas que trabajan la salud ocular de forma integral y siempre contando, además, con personal de allí, según explica la coordinadora de estos proyectos y trabajadora durante nueve años en Burkina, Lola Garví,

Así, no sólo se han realizado alrededor de 3.460 intervenciones quirúrgicas, sino que también han pasado consulta médica a más de 18.500 pacientes y han hecho numerosas revisiones escolares para la detección precoz de patologías oculares.

Pero asimismo han creado y dotado con el consiguiente equipamiento una consulta médico-quirúrgico permanente, incluido un servicio y un taller óptico, en los distritos sanitarios de Houndé y Orodorá; han mejorado las infraestructuras públicas ya existentes, y han formado al personal sanitario burkanés, tanto en nociones básicas como en su práctica, e incluso, se le ha especializado, por ejemplo, en cirugía de cataratas, en escuelas de Túnez y de Gambia, valiéndose para ello de unas becas concedidas por esta Organización No Gubernamental.

<B>FINANCIACIÓN.</B> A estos dos pilares, formación a los profesionales y campañas oftalmológicas propiamente dichas, hay que sumar otros dos más: el de la sensibilización a la población sobre lo importante que es la prevención, y el de la educación en salud. Un ejemplo de ello lo tenemos precisamente en el último proyecto que llevaron a cabo la pasada primavera en las escuelas de Tuy y Orodara, sobre detección precoz de ametropias o de glaucoma, incluida, formación a los maestros de primaria en nociones básicas sobre ello.

 No obstante, como indica Lola Garví, para que todo esto salga adelante se necesita de la consiguiente financiación, fondos que en los dos últimos años proceden de una fundación privada francesa, L’Occitante, una vez la administración regional lleva varios ejercicios sin destinar nada de dinero a la convocatoria de proyectos de cooperación y desarrollo y la municipal no retomó hasta el 2013 este capítulo.

 Pese a todo lo hecho, todavía, puntualiza Loli Garví, quedan cosas por hacer, empezando porque lo ya realizado continúe funcionando de forma eficaz y autónoma y continuando, porque, hasta la fecha, esta Organización No Gubernamental únicamente han actuado en tres de los distritos sanitarios que hay en Burkina.

 En sus primeras campañas Medicus Mundi Castilla-La Mancha desplazaba allí grupos formados por hasta 10 personas. No obstante, matiza Garví, «la propia experiencia nos enseñó que no era nada práctico», por lo que ahora se envía un equipo de  cuatro personas: dos médicas oftalmólogos y dos enfermeros. Igualmente se ha pasado de un mes de estancia a dos o tres semanas como mucho. Ahora bien, añade, sea antes como ahora la cirugía es la que ocupa la mayor parte de su estancia en tierras africanas, con una media de entre 18 y 20 intervenciones y con una patología estrella, las cataratas, muchas de ellas en un estado muy maduro y por lo tanto, en pacientes ya ciegos, y además, en más de un paciente congénitas, por lo que es no es de extrañar que se presenten a muy temprana edad o que directamente nazcan con ellas.

 Y es que, sea por el clima que hay en esta parte del continente africano, por el polvo del desierto, por el sol, por la falta de vitamina A o por la alimentación deficitaria que se da, estamos en un país en donde más de una patología ocular ha llegado a la consideración de endémica.

Hablar de la sanidad en Burkina Faso es hacerlo de una sanidad de pago. Y si bien los voluntarios de Medicus Mundi no cobran nada por su trabajo, lo que sí hacen  es acogerse al modelo de gestión  que hay para los hospitales públicos, los cuales viven del dinero que recaudan, y por lo tanto, tienen sus tarifas por pasar consulta, por hacer un  análisis clínico o por realizar una intervención quirúrgica, aunque, indica Garví, ínfimas en comparación con lo que costaría si fuese uno de sus médicos. Al igual que aquí también hay listas de espera y de hecho, el primer día de su llegada la expedición albacetense puede encontrarse con unas 200 personas esperándoles a la puerta. Por ello sus primeros días  en Burkina los dedicarán preferentemente a dos cometidos. Por un lado, valorar a todos los pacientes y por otro, a montar el quirófano y sus dos mesas, por donde pasarán al día y durante dure la campaña, como se ha mencionado, una media de entre 18 y 20 pacientes. Al frente de cada una de las mesas estarán los médicos y las enfermera enviadas desde aquí e igual número de personal de allí.

El desplazamiento de los voluntarios los costea Medicus Mundi. También es cometido suyo buscarles el alojamiento, sea en el centro que tienen en Houndé, la primera ciudad en la que estuvieron y siguen estando, en un albergue o en un hotelito con cabañas. Además, pensando en los recién llegados se contrata a un cocinero y a un intérprete, pues allí se habla en francés pero también en los dialectos de la zona en cuestión, y ya de cara a su trabajo, a un oftalmólogo burkinés.

Los voluntarios, no obstante, no se van solos pues se hacen acompañar de multitud de material, e incluso, en más de una ocasión es a ellos a los que le toca montarlo.  A veces hay que comprarlo y en otras, en cambio, su procedencia ha sido la donación. Dentro de la donación, no obstante, si hay uno que destaca sobre el resto son las gafas hasta el punto de que, comenta,  en «un momento determinados nos vimos desbordados por la cantidad que había, además de que su envío nos costaba muchísimo, por lo que dejamos de recogerlas». Hoy por hoy ellos mismos se abastecen porque, «se crearon  unidades ópticas dentro de los servicios de oftalmología que se han levantado en los hospitales públicos y se formó al personal para su fabricación, de manera que quien va a graduarse puede igualmente salir con sus gafas y a un precio irrisorio».

Gafas que, por otra parte, en más de un ocasión se hacen valiéndose de las monturas que en su día mandaron desde aquí, por lo que lo único que tienen que fabricar es el cristal, para el cual, por otra parte, disponen, gracias a Medicus Mundi de Castilla-La Mancha, de todo lo necesario.

En estos momentos hay un responsable de óptica en Houndé y en Orodara.