El Arco más latino

AGENCIAS
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Arranca la feria de arte moderno más importante de España, que cuenta con una cuarta parte de firmas hispanoamericanas y con Colombia como país invitado

El optimismo y la ilusión regresó ayer a ARCO de manera definitiva y así se percibió entre los numerosos galeristas y coleccionistas que se dieron cita en la primera jornada de esta feria, que tiene lugar en el recinto de Ifema en Madrid y que hasta el próximo domingo será el epicentro internacional del arte contemporáneo.

La confianza que se respira entre los empresarios que asisten se potencia con los nuevos aires que este año aporta Colombia, país invitado, una nota de color que lleva consigo la visita de nuevas galerías latinoamericanas, que han convertido la 34 edición de ARCO en la puerta de entrada del arte actual llegado desde el otro lado del atlántico. De hecho, 47 pabellones de los 218 que se exhiben en ARCOcorresponden a pabellones latinoamericanos.

La pintura, las proyecciones y las instalaciones han ganado protagonismo en esta edición, mientras que la fotografía ha cedido el espacio que ocupó en pasadas ediciones y su presencia ya no es tan palpable entre las propuestas llegadas de todo el mundo. A esta diversidad de soportes y de estilos se une el carácter heterogéneo de las apuestas, en las que se respira irreverencia y denuncia, así como reflexión, introspección y emociones que son puramente sensitivas.  

No obstante, lo cierto es que el grado de blasfemia y de burla se ha reducido de forma considerable y cuesta encontrar ejemplos llamativos. La voluntad de provocar escándalo se limita a pocos supuestos, y uno de ellos es el caso de la artista peruana afincada en España Sandra Gamarar, quien en la obra El traje del emperador (2015) se atreve a desnudar a varios dirigentes políticos en fotografías de periódicos reales. Entre ellos, se encuentran Barack Obama, Vladímir Putin, David Cameron, Le Pen, así como los españoles Mariano Rajoy, José Ignacio Wert, García-Margallo, Cristóbal Montoro o Jordi Pujol.

Otro ejemplo es el de la artista española Pilar Albarracín, una de las más consagradas en España, cuyas obras siempre juegan en papel reivindicativo. En este caso, presenta la obra Mandalas rojo, que se forma a base de bragas en color rojo que la artista ha recolectado entre sus amigas, con el fin de crear un microcosmos.

En el campo de la reflexión está Eugenio Ampudia, quien presenta en el stand de la galería Max Estrella una obra de su serie Tomar medidas, en la que se encuentran metros imantados en la pared en los que se lee: «El futuro no es de nadie todavía».

Una de las piezas de mayor valor se exhibe en la galería Leandro Navarro, que suele albergar las piezas más cotizadas: se trata de Nature morte, de Pablo Picasso, que puede adquirirse por 1,4 millones de euros.

Mucho negocio.

La mayor parte de los galeristas coinciden en que este va a ser un buen año. Ese es el caso de Juana de Aizpuru -al frente de la feria en sus primeras ediciones-, quien espera «buenas ventas» y que considera que la llegada de Colombia como país invitado ha traído consigo a grandes coleccionistas latinoamericanos, algunos provenientes de países que tienen una fortaleza económica, según destacó.

En cuanto a los obstáculos fiscales del arte y de la cultura en general, De Aizpuru señaló que aunque el ministro Wert siempre hace referencia a Hacienda cuando se habla de favorecer el campo cultural, cree que es un tema que no escapa a su competencia.

Por su parte, Íñigo Navarro, de Leandro Navarro, destacó que este año se respira un «optimismo» y una «confianza» a la que se une la presencia de coleccionistas internacionales que durante los últimos años han «avalado» ARCO.