El 'molt honorable'... y el más protector

Javier M. Faya (spc)
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Los 23 años que estuvo al frente de la 'Generalitat' de Cataluña Jordi Pujol sirvieron para convertir en millonarios a la mayor parte de sus siete hijos, algunos de ellos imputados

El ‘molt honorable’... y el más protector

Hace poco más de 104 años, la ciudad de Barcelona vivía su semana más negra, calificada como trágica. La que ahora acaba se puede considerar de horror para el que fuera presidente de Cataluña entre el 8 de mayo de 1980 y el 20 de diciembre de 2003. Yes que Jordi Pujol i Soley lee en el periódico -y no solo uno, como se quejaba antes- un día sí y otro también un escándalo de alguno de sus vástagos que, presuntamente, supieron sacar partido de tantos años de su padre en el poder.

Al molt honorable -así es como se le presenta siempre gracias a un título que ahora suena a chufla- solo le queda la pataleta. No se le da mal porque lleva tirándose de su pocos pelos desde que saltara la noticia, días antes de las elecciones regionales, de que su familia y la del actual número uno del Ejecutivo autonómico, Artur Mas -y su padre-, podían haber evadido capitales procedentes en su mayoría de comisiones ilegales del Caso Palau a distintos paraísos fiscales. La correspondiente denuncia fue archivada el pasado martes, día en el que se conoció la acusación de Hacienda de que su primogénito había sacado 32 millones de euros rumbo a 13 países a través de 118 operaciones efectuadas entre 2004 y 2012. Éste se hizo ya famoso porque su exnovia María Victoria Álvarez, antigua miembro de NNGG del PP, y que fue grabada por espías con Alicia Sánchez Camacho, le acusó de llevarse bolsas de deportes repletas de billetes de 500 euros a Andorra, amén de que era una fiera en la cama.

Pero no queda ahí la cosa, ya que, recientemente, se supo que El sultán de Barcelona -uno de sus motes-, poseedor de una veintena de coches de lujo, tuvo negocios inmobiliarios con un hermano de Felip Puig, consejero de Empresa del Gobierno de Artur Mas.

Porsche 906.

Por cierto, como no abundan fotos de él, se repiten instantáneas de su época como piloto. Aún se le recuerda la bronca que tuvo con los organizadores de las 12 horas del Jarama porque figuraba como competidor de nacionalidad catalana. Así que tuvo que cambiar las pegatinas de su Porsche 906, valorado en un millón de euros. Tampoco están nada mal su Lamborghini Miura, su Ferrari F40 y su Mercedes McLaren SLR.

También trascendió que el entorno de Oriol Pujol, principalmente su mujer, pudo haber recibido cinco millones de la trama de las ITV por deslocalización de empresas, así como que las empresas implicadas aguardaron a que El príncipe ascendiera en CiU. Esta semana lo negó todo y llegó a proclamar que sus actuaciones fueron por el bien de Cataluña...  

Quizás sean ciertas las últimas palabras pronunciadas en público por el expresident, de 82 años: «En España no funciona nada, ni las Cortes, ni los partidos, ni los tribunales». Eso sí, lo dijo a propósito de la política de inmersión lingüística. En esta línea, Artur Mas, proclamado por él delfín -como conseller en cap- en 2001 para disgusto mayúsculo de José Antonio Durán i Lleida, que aspiraba a ese puesto, le defendió hace una semana a capa y espada tirando de un victimismo trufado de consulta soberanista: «Ante esto, tenemos que decir, como partido y como país, que estos símbolos siguen siendo referentes importantes, con los que nos identificamos y que no dejaremos que los destruyan de cualquier manera. El presidente Jordi Pujol ha sido un símbolo con el que se ha identificado mucha gente de este país durante mucho tiempo, y ahora también se está intentando desgastar este símbolo».

Mientras, el señor Google ofrece cientos de historias nada positivas de este clan, como que dio en 2010 un pelotazo en México con un hotel de superlujo, cuyo nombre refleja el sentimiento contrario de la sociedad:El encanto.