Entre el mono y el fuego

AGENCIAS
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China celebra la llegada del Año Nuevo con festejos en todo el país y la esperanza puesta en que el signo lunar entrante reparta la buena fortuna que lo define en el zodiaco

 
Nada más amanecer, decenas de budistas empezaron a ocupar ayer el Templo del Lama en Pekín, para rezar junto a los monjes tibetanos que lideran la ceremonia en el día de Año Nuevo Lunar. Se trata de una jornada en la que los devotos de los distintos credos que se siguen en China llenan los centros religiosos para festejar el recién estrenado Año del mono de fuego, en el que se espera que el nuevo signo traiga la buena fortuna con la que lo define el zodiaco.
Cerca, en el Templo de la Tierra, la espiritualidad daba paso a una mezcla de tradición y pura celebración, con rituales de la época imperial y danzas clásicas, como la del león, representadas en medio de un parque lleno de variopintos puestos de feria, con todo tipo de alimentos y juegos.
Un amplio repertorio del que disfrutaron los decenas de miles de pequineses y visitantes que se acercaron en masa a conmemorarar, casi siempre en familia, la entrada de un nuevo año lunar, también entre fuertes medidas de seguridad ante las aglomeraciones y la afición de la población a lanzar fuegos artificiales.
Desde la noche anterior, cuando tuvo lugar la llamada Nochevieja china, los ciudadanos del país no pararon de usar petardos y todo tipo de cohetes de forma incesante, un hábito que encuentra sus raíces en que el fuego ahuyenta la mala fortuna, según la leyenda, aunque también dispare los índices de contaminación.
Así, además de utilizar la pólvora para alejar la mala suerte, los chinos acostumbran a repartir fortuna entre sus seres queridos metiendo dinero en los hongbao (sobre rojo), una tradición adaptada ya a la era tecnológica, con la posibilidad de enviar versiones digitales a través del móvil.
Pero si hubo un elemento decorativo omnipresente en China durante su semana más festiva del 2016 este fue el mono de fuego, con el valor añadido de que se trata de una alineación astral que ocurre cada 60 años y que se considera que trae buena fortuna.
No obstante, parece que será difícil que el influjo de esta figura sea suficiente a la hora de encauzar los próximos 12 meses, que se presentan más bien turbulentos para el gigante asiático. Y es que China se despide de la cabra, uno de los más denostados de los 12 signos del zodiaco lunar, digiriendo aún que en 2015 registró la peor cifra de crecimiento económico en 25 años (6,9 por ciento) y con la previsión de que en 2016 sea inferior.
Quizás uno de los frutos más plausibles del año del mono es que ayude a traer más nacimientos, gracias a considerarse un signo propicio para ello, una necesidad de primer orden para un país que se enfrenta a graves obstáculos demográficos como el envejecimiento y la despoblación. 
Pero los próximos 12 meses también estarán marcados por retos medioambientales, como la enorme contaminación del aire y el agua que sufre la nación.