Nuevo temblor en La Mancha

Jorge Fraguas / Toledo
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Un seísmo de 3,7 grados en la escala de Richter, con epicentro en Urda (Toledo), se deja sentir en varios municipios de la zona, pero también en Ciudad Real • No produjo daños

Después de que hace poco más de un mes ya sintieran como el suelo temblaba como consecuencia del seísmo acontecido en Ossa de Montiel, parece que los vecinos de La Mancha ayer ya daban menos importancia a un nuevo terremoto que tenía lugar durante el mediodía en la zona. Con epicentro en Urda (Toledo) y 3,7 grados en la escala de Richter, el seísmo se dejaba sentir en municipios vecinos como Consuegra, Orgaz, Los Yébenes, Almonacid o Villafranca de los Caballeros, pero también en Fuente del Fresno, en Ciudad Real y en Bailén, en la provincia de Jaén, según la información del Instituto Geográfico Nacional.

Lo más importante, y es en lo que mayor medida incidían los vecinos, es que el temblor se saldó sin daños, desde luego no los hubo personales, pero apenas tampoco materiales, más allá de algún jarrón que ‘abandonó’ su ubicación habitual o algún marco de fotos que igualmente se cayó de la estantería de turno.

En Urda los vecinos se arremolinaban en la calle para comentar los hechos, aunque los consultados por este diario apenas habían sentido un temblor de escasa duración, incluso los que en ese momento se encontraban en la calle aseguraban que no habían sido conscientes del movimiento del suelo.

Un agente de la Policía Local se congratulaba de que no hubiera que lamentar daño alguno, ni personal ni material. Así, aseguraba a este diario que no se recibió en la oficina del cuerpo local ningún tipo de llamada solicitando ayuda en las horas siguientes por algún posible percance como consecuencia del terremoto. «Tranquilidad total», subrayaba.

Ana María Cobos indicaba que en su casa temblaron los cristales de las ventanas. La sensación, que repetían otros de los vecinos del municipio, era como si «un camión grande hubiera volcado» en la vía pública. En la misma línea se pronunciaba Gema Asensio, que agregaba que en torno a 15 minutos después del primer temblor se sentía una réplica, aunque apenas perceptible.

Esta vecina añadía que cuando ocurrió el de Ossa de Montiel, el temblor fue algo más duradero, pero el de ayer «apenas ha sido un momento». No obstante, no fueron pocos los que salían a la calle para compartir la experiencia con los demás, no exentos de cierto miedo ante la escasa diferencia de tiempo entre el ocurrido en el municipio albaceteño y el de la pasada jornada.

En una tienda de ultramarinos cercana a la plaza principal del pueblo, una de las dependientas comentaba que cuando llegaron a su puesto de trabajo a las 17,30 horas, todo estaba en su sitio.

Lo mismo sucedía en una tienda de telefonía móvil de Consuegra, donde pese a que son muchos los teléfonos y accesorios que se muestran a los clientes pendiendo apenas de un hilo, no se registró ninguna caída de los artículos expuestos.

En este municipio vecino, los ciudadanos se tomaban el seísmo con filosofía, ya que, como ocurriera en la localidad del epicentro, los que se encontraban en ese momento paseando por la calle no percibieron movimiento alguno.

María Julia Rodríguez estaba a punto de comer en su terraza cuando tuvo lugar el temblor. «Se han movido la mesa y las sillas; ha sido un momento, pero no se ha caído nada.Pensábamos que era un camión de estos grandes que pasaba por la calle», decía a este medio.

Ángela Palmero «estaba en la cocina fregando los cacharros y sentí cómo se movía el suelo. Me he puesto a hablar con mis amigas por el móvil y todas sentimos lo mismo», al igual que Ángeles Fernández, que reconocía que en esta ocasión los efectos del seísmo fueron menores que los que se notaron en la localidad cuando ocurrió el de Ossa de Montiel a finales del pasado mes de febrero.