Una carrera contra el agua

E.F.
-

La romería de ida del Santísimo Cristo del Sahúco se celebro en medio de un frío glacial y un aguacero que marcó la primera mitad del recorrido de un centenar de 'andarines' hasta llegar a Peñas de San Pedro

Los ‘andarines’ lograron vencer con su entusiasmo una de las romerías más duras que se recuerdan a causa del mal tiempo. - Foto: A.Pérez

El cielo cayó ayer, literamente, sobre las cabezas del centenar de andarines que, un año más, cargaron sobre sus hombros la sagrada efigie del Santísimo Cristo del Sahúco, quienes, como cada mes de mayo, recorrieron los 14 kilómetros que separan dicha aldea del pueblo de Peñas de San Pedro.

A eso de las cinco y media, los corredores, esto es, los andarines, ya se habían congregado en el recodo de la carretera donde suele comenzar la carrera. Esperaban que terminase la Misa de despedida del Cristo, con un ojo en la aldea y el otro en el cielo, entre gris plomizo y negro.

La lluvia les respetó mientras se ceñían a la cintura las fajas de tela, roja o azul, muy prieta, que les protege los riñones para poder correr y cargar, al mismo tiempo, al Cristo. Pero fue acabar la Misa, y empezó a caer toda el agua del mundo. A mares.

(Más información en la edición impresa)