Por segunda noche consecutiva, la Policía de Hong Kong dispersó ayer con sprays de pimienta y bastones a los activistas que intentaban volver a instalar un campamento de protesta en el barrio comercial de Mong Kok, en la península de Kowloon.

En total hubo unos 30 heridos en la refriega, entre ellos 15 policías, según informaron las autoridades. El pasado sábado además fueron detenidas 26 personas.

Todo apunta a que con estos nuevos incidentes, las posibilidades de éxito del diálogo previsto para mañana entre los manifestantes y el Gobierno sean cada vez menores. La reunión de dos horas, que será moderada por el presidente de la Universidad de Lingnan, Cheng Kwok-hon, será emitida por la televisión. Por parte del Ejecutivo estará la secretaria de administración, Carrie Lam.

El detonanante de las protestas, que ya duran tres semanas en la ciudad, fue la decisión de Pekín de permitir a partir de 2017 elecciones directas para votar al Gobierno local, pero en base a unos candidatos designados por las autoridades chinas. Sin embargo, los activistas exigen una auténtica democracia. Desde la devolución de la excolonia británica al país asiático en 1997, el territorio es administrado de forma autónoma bajo el lema de «un país, dos sistemas».

Tras el desmantelamiento del campamento de protesta en Mong Kok el pasado viernes, los manifestantes intentaron en las dos noches siguientes volverlo a ocupar, y entonces fue cuando se produjeron los choques.

Las escenas de agresiones y luchas se extendieron a lo largo del fin de semana. En una intervención policial, los agentes detuvieron el pasado sábado a un hombre que llevaba dos cuchillos en la mochila.

Además, ambas partes se acusan mutuamente de la violencia.

También hubo refriegas menores en los otros dos campamentos de protesta en Admiralty y Causeway Bay, cerca de la sede de Gobierno en la isla, donde se mantienen la cantidad más elevada de manifestantes. De hecho, en esa zona hay montadas unas 300 tiendas de campaña.

Por el momento, el distrito de Mong Kok sigue vigilado por cientos de agentes mientras continúan bloquedas al tráfico rodado numerosas calles.