La igualdad aterriza de nuevo en las aulas

MAITE MARTÍNEZ BLANCO
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El Centro de la Mujer recupera las sesiones formativas en los institutos de la capital para combatir estereotipos y sexismo entre los adolescentes con edades de 13 y 14 años

Un grupo de adolescentes, en el pasillo de un centro educativo, repasan los apuntes, antes de entrar a un examen. - Foto: JOSE MIGUEL ESPARCIA

Gema entra en el aula y pregunta ¿son los celos una muestra de amor?. El debate está servido. Estamos en una clase de 2º curso de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) del Instituto Julio Rey Pastor. Sentados en sus pupitres, 18 chicas y ocho chicos de entre 13 y 14 años, se disponen a hablar sobre la igualdad en las relaciones afectivas de pareja.

«Sí, son una muestra de amor, porque si tienes celos cuando tu pareja se va con otro o cuando tienes miedo a perderla es porque la quieres», dice un chico sentado en primera fila. Al instante una compañera le lleva la contraria, «no son amor, porque los celos son agobiar, controlar, desconfiar… es algo egoísta». Gema Jiménez, la agente de igualdad que dirige la sesión, trata de hacerles ver que efectivamente los celos no son amor, que los celos hacen sufrir a quien los siente y sentir mal a la pareja, que las relaciones afectivas sanas e igualitarias son aquellas que están basadas en la confianza.

celos y chulitos. En esta clase del IES Julio Rey Pastor la opinión mayoritaria parece ser esta última, algo que agrada a la agente de igualdad que en su periplo por los centros educativos se encuentra con posiciones que resultan más que preocupantes entre algunos jóvenes. Esta sesión se enmarca dentro del programa Educando en igualdad, una actividad que acumula ya más de 12 años de experiencia, con un paréntesis obligado de dos años.

Y tras los celos, los estereotipos. «¿Por qué los chicos con apariencia de malotes, chulitos, ligan más? ¿No se contradice con ese deseo de buscar una pareja que nos cuide, nos escuche, sea nuestro cómplice, nos respete…?» Una chica admite: «queremos que parezca malote, pero que en realidad sea bueno». La agente de igualdad les recuerda que es ahí donde triunfan los estereotipos, patrones, construcciones sociales, alimentados muchas veces por la publicidad.

Una nueva pregunta al aire: «¿qué os parece eso de buscar vuestra media naranja?, ¿acaso es que las personas seamos seres incompletos que necesitemos de otra mitad?». La reflexión acerca de este mito del amor romántico no va más allá.

No ocurre lo mismo cuando se habla de nuevas tecnologías. Todos tienen teléfono móvil, excepto una alumna que usa una tablet como dispositivo de conexión. «¿Es normal que vuestra pareja o vuestros amigos tengan vuestras claves de redes sociales, teléfono móvil demás?», les pregunta la agente de igualdad.

De nuevo, división de opiniones. Hay alumnos que opinan que tener las claves de tu pareja supone una muestra de «confianza mutua». Otros, por el contrario, defienden conservar su pequeña parcela de privacidad.

«Gran Hermano ha hecho mucho daño», sentencia Gema cuando una alumna habla de este programa de televisión, «porque la intimidad hay que conservarla, tenerla siempre presente», les aconseja. Cuidado con lo que se expone en las redes sociales, les dice, no en vano de los 25 alumnos que hay en la clase nueve tienen perfil en Facebook, otros nueve están dados de alta en Twiter y 14 usan Instagram para subir fotografías de «mi y de todo lo que me rodea», dice una alumna. ¿Con qué fin?, «para que me den muchos likes y ganar popularidad», contesta. La cuestión se zanja cuando un alumno recuerda que al fin y al cabo, conservar la intimidad es parte de nuestra «dignidad».

Los alumnos se despiden de Gema. Es la segunda sesión que comparten con ella. Hace unos días ya estuvieron debatiendo acerca de los estereotipos predominantes en torno a hombres y mujeres. Sobre la mesa se plantearon cuestiones como la distinta forma de educar a niños y niñas que impera o de esos patrones que la sociedad adjudica a hombres y mujeres, «se espera que el hombre sea más agresivo y competitivo y la mujer más sensible, cuidadosa y presumida, cuando no tiene porqué ser así».

Con sesiones como estas, el programa Educando en  igualdad trata de coeducar, en el convencimiento de que desde la escuela se puede hacer algo para prevenir la violencia de género, socializando a los chicos contra actitudes machistas y frente al sexismo imperante. El plan de trabajo pasa por dedicar dos sesiones a cada grupo de alumnos de 1º y 2º de la ESO de los 16 institutos de la capital, además del de Aguas Nuevas y de los colegios Santo Ángel y La Paz. Con los alumnos de 1º de la ESO se trabaja el sexismo presente en los medios de comunicación, sobre todo en la publicidad. Mientras que en 2º curso los debates van más encaminados a fomentar relaciones afectivas más igualitarias, pues se van acercando ya a la edad en la empiezan a tener pareja.

La experiencia ya tiene solera, son doce cursos escolares los que se ha puesto en marcha, como decimos con un paréntesis de dos años por los recortes presupuestarios. Con la contratación de un equipo de cuatro promotoras de igualdad, el programa volvió a ponerse en práctica en septiembre y finalizará este mes de diciembre.