Las ambulancias medicalizadas se activan 15 veces al día para salvar vidas

MAITE MARTÍNEZ BLANCO
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La UVI móvil realiza el 73% de sus asistencias en menos de 10 minutos; el año pasado recibieron casi 5.500 avisos en la provincia

Son las once menos cuarto de la mañana. El 112 activa una de las dos Unidades Móviles de Emergencias que hay en la capital. Son ambulancias tipo UVI móvil, dotadas con equipo sanitario completo. El médico, el enfermero y los dos técnicos de transporte del turno se enfundan en sus uniformes reflectantes.

La ambulancia arranca, no hay tiempo que perder. En su particular batalla por la vida cada minuto, cada segundo, cuenta. En 20 minutos regresan a su base, recién instalada en el centro de salud que hay frente a la Facultad de Medicina. Nada que hacer, el médico pronuncia la temida palabra: «ha sido un exitus». Una muerte en argot sanitario.

Los avisos no siempre tienen este resultado fatal, ni mucho menos. Son muchas las vidas salvadas. Muchas las paradas cardiacas recuperadas a tiempo con maniobras de reanimación; muchos los pacientes estabilizados tras un accidente; muchas las hemorragias frenadas. Y quizás eso es lo que engancha a estos sanitarios y conductores de las emergencias, que confiesan que quien no siente vocación por este tipo de trabajo es difícil que aguante.

«El miedo se pasa con el tiempo, a medida que controlas más las situaciones, pero cada vez le tienes más respeto», admite Antonio Marco, un médico que lleva ya mucha mili en esto de las emergencias sanitarias, pero que aún se sigue poniendo «un poco más tenso» cuando se tiene que enfrentar a un accidente con múltiples víctimas o cuando el accidentado o herido es un niño de corta edad.

Un helicóptero, bautizado Gigante 1, y cinco ambulancias con dotación de UVI móvil, es decir, asistidas por médico, enfermero y dos técnicos-conductores, constituyen la punta de lanza del mapa de asistencia a las emergencias sanitarias extrahospitalarias. Se localizan en los municipios más poblados. El dispositivo se completa con otras 14 ambulancias de soporte vital básico y otras 16 ambulancias de urgencia.

Más de 5.000 avisos. El 112 es el encargado de darles la orden de salida. Solo las UVIs móviles recibieron el año pasado 15 avisos diarios, casi 5.500 si miramos el cómputo anual. Un niño que se ha atragantado, un ictus, un ataque al corazón, un joven electrocutado, una persona presa de un ataque de ansiedad o una mujer que se pone de parto, están a la orden del día en este servicio.

El 6% de las asistencias son a accidentados de tráfico. Aunque han disminuido mucho en los últimos años, solo el año pasado fueron las UVIs de Albacete acudieron a 301 avisos en la carretera y otros 22 accidentes de tipo laboral. El 36% de las salidas son a pacientes enfermos (1695 avisos). La patología cardiaca y los síndromes coronarios son los casos más frecuentes (713 pacientes fueron atendidos en 2014 por esta causa). También atendieron 389 pacientes con problemas respiratorios, 300 que sufrían convulsiones, 233 intoxicaciones (la mayoría etílicas), 182 personas que sufrían una crisis de ansiedad y 20 partos.

Qué le ocurre y dónde está, son dos preguntas básicas que el interlocutor debe responder al 112 para que el operador decida qué recurso es mejor activar. Siempre que está en juego la vida se moviliza lo que se llama un «recurso avanzado», sea helicóptero o ambulancia. La elección entre mandar al médico y al enfermero por tierra o por aire depende, entre otras cosas, de la patología y de las cronas, otro de los términos del argot de los emergencistas.

Los tiempos de respuesta con los que se trabajan para dar una buena asistencia al ciudadano son de menos de 10 minutos en ciudad y de entre 25 y 30 si la asistencia se tiene que hacer en zona rural. Para conseguir estos tiempos pueden entrar en juego otro tipo de ambulancias.

en diez minutos. Si hay que ir a Nerpio, por ejemplo, se activa a la UVI de Hellín y para ganar tiempo se empieza a trasladar al enfermo en la ambulancia de Soporte Vital Básico que hay en esta alejada localidad serrana. El médico del pueblo acompaña al enfermo y en el momento en el que las dos ambulancias se cruzan el equipo de la UVI móvil se hace cargo de él. Con esta «transferencia» se busca ganar la batalla al reloj.

«Es un sistema integrado, en el que se utilizan todos los recursos en busca de la crona idónea», trata de explicar Antonio Marco, que además de médico es el coordinador del área de Emergencias Sanitarias en Albacete. La estadística dice que en el 73% de las llamadas, la UVI se presenta en menos de 10 minutos.

El tiempo siempre apremia. Pero hay tres tipos de patologías en las que está comprobado que cuanto antes se empiece a administrar el tratamiento, más posibilidades hay de sobrevivir y de hacerlo con menos secuelas. Son estos casos en los que se activan protocolos donde todo está medido; el Código Ictus, el Código Trauma y el Código de Reperfusión Coronaria (Corecam).

Este último, por ejemplo, se aplica a los pacientes que han sufrido un infarto agudo de miocardio hace menos de 12 horas. Aunque lo idóneo intervenir cuanto antes, lo que no siempre es posible porque hay personas que «pasan un día o dos en su caso con el infarto».

complicación letal. A los pacientes Corecam se les aplica el tratamiento ya en la UVI, para prevenir una complicación letal como pudiera ser una arritmia dentro del infarto, y se llevaría con prontitud a un hospital con hemodinámica para que le abriesen la arteria coronaria, «se recurría al medio más rápido, si es Nerpio pues iríamos en helicóptero porque si no esa crona de 90 minutos desde que lo detectamos no se alcanza». La comunicación entre el hemodinamista que espera en el hospital al paciente y el médico de la UCI es permanente. Lo mismo se hace con los neurólogos en caso de un infarto cerebral.

No siempre que son activados actúan. A veces, antes de llegar a su destino les avisan para que vuelvan a su base, quizás una falsa alarma, quizás un paciente por el que ya no se puede hacer nada… 800 salidas sin asistencia tuvieron el año pasado. Lo frecuente es lo contrario, en el 85% de las salidas que hicieron las UVIs móviles atendieron a algún paciente. Aunque a un 16% de los pacientes se les dio el alta in situ, en el momento, el resto terminaron siendo trasladados a un hospital.

Casi la mitad de las veces, acudieron al domicilio particular del enfermo o accidentado. Pero estos sanitarios están acostumbrados a trabajar en los lugares más insospechados, «la calle no es un sitio donde nos resulte extraño trabajar, lo mismo te toca intervenir encima de un tejado que en box de un centro de salud». Cerca de 250 personas necesitaron un médico en mitad de la vía pública y más de 700 cuando estaban en un lugar público, un infarto se presenta lo mismo en un tienda que en una cafetería.