Lo verde también puede ser dañino

A.M.
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Aseguran que este árbol chino, presente en espacios urbanos y periurbanos, pone en peligro las especies autóctonas

El problema ya es tan serio que hasta Bruselas está estudiando la problemática. Prácticamente ningún espacio urbano y periurbano de Europa se escapa a su asedio. Y claro, Albacete y su provincia no iban a ser menos. Cierto es que no es de las zonas más afectadas del Arco del Mediterráneo, pero agrupaciones conservacionistas como la Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono (ARBA) y Greenpeace, junto con amantes de la naturaleza, están pidiendo casi a gritos una solución urgente.

Se trata de la invasión de una especie arbórea nativa de China y del norte de Vietnam, que fue introducida en Francia en el año 1740 por el misionero Pierre d’Incarville en forma de semillas. Pocos años más tarde, confundida con otra especie, fue transportada a Londres y a otras partes de Europa y América. En España, el primer registro botánico se localiza en Alcañiz (Teruel) en 1907, importado por ingenieros de caminos, ayuntamientos y  diputaciones.

Hablamos del ailanto (ailanthus altissima), conocido en botánica como el árbol del cielo, planta invasora incluida en la lista negra de especies exóticas (EEI) en el estado español, hasta tal punto de que está prohibida su introducción en el medio natural, posesión, transporte, tráfico y comercio.

Los efectos devastadores contra los ecosistemas, la biodiversidad y la eliminación de especies autóctonas que está provocando el ailanto están siendo tan preocupantes que incluso legislaciones de ámbito comunitario, estatal y autonómico ya regulan su venta, comercialización, control y erradicación.

Por este motivo, diversas asociaciones conservacionistas de varias provincias españolas, entre ellas ARBA Albacete, van a registrar un documento en todas las administraciones públicas con competencias medioambientales -desde ayuntamientos a gobiernos autonómicos, pasando por diputaciones provinciales-, en el que se les recuerda su responsabilidad en la eliminación de las especies exóticas invasoras. El problema del ailanto es que su presencia daña otras especies autóctonas, a las que le roba el agua y la luz. Su plantación en la provincia de Albacete, según relata el economista y conservacionista Jaime Royo, se inició de forma sistemática después de la Guerra Civil y se acentuó a partir de la década de los 80 en carreteras, jardines, polígonos privados..., inclusive se han llegaron a implantar para fijar taludes, «cosa que no ha funcionado», subraya.

Lo que no se tuvo en cuenta -quizá por ignorancia, quizá por no complicarse la vida- es la capacidad que tiene el ailanto de reproducirse, ya que su multiplicación se produce por rizoma y por semilla. Ya lo advierte Soraya D. Constán Nava en la tesis doctoral que realizó en 2012 en la Universidad de Alicante, en la que alerta del crecimiento rápido de esta especie exótica invasora y de su forma veloz y voluminosa de dispersarse. Esta actual doctora en Ciencias Biológicas califica el ailanto como especie «oportunista, intolerante a la sombra» y como una «pionera colonizadora de espacios abiertos».

la sorpresa. Una tesis que corrobora Jaime Royo, quien asegura que la capacidad de propagación en la escala botánica es vertiginosa: «Lo que ha conseguido este arbolito, que no tiene enemigos conocidos, es sorprendente dentro del tiempo botánico».

En la actualidad, confirma Royo, el catálogo de especies exóticas invasoras incluye unas 300 relaciones en toda España. Lo que le falta a esta lista es una valoración del riesgo que supone su presencia en nuestro país, una ponderación que hasta la fecha no se ha realizado.

De entre todas estas especies exóticas invasoras, dos son las más extendidas y mayoritarias:la hierba de la pampa y el ailanto. En el primero de los casos, su proliferación en Cantabria está siendo de tal calibre que ya ha cambiado el paisaje de la Cornisa. Ahora el problema se agudiza porque conservacionistas y ecologistas han detectado que el ailanto ya está penetrando en reservas y parques naturales, afectando al conjunto de especies autóctonas.

No son muchos los estudios y análisis que se han elaborado y escrito acerca de la presencia real del ailanto en nuestro país y de su expansión. Pero los poco que hay sugieren erradicar esta especie asiática con medios mecánicos y químicos. En este sentido, la doctora Constán Nava cita en su tesis, como método de control más efectivo en ecosistemas mediterráneos, a largo plazo, el «desbroce» y la aplicación de «herbicidas», una metodología que, a su juicio, debe ser incluida en los planes de manejo de las áreas protegidas.

Rechaza los métodos basados únicamente en la eliminación mecánica pues, aun repitiendo dos veces al año este mismo tratamiento, «no reducen a la especie». Y advierte:«La gestión pasiva basada en la ausencia de control del ailanto debe tener en cuenta todos los efectos ecológicos negativos que causa».

Para Jaime Royo, las soluciones que se aportan en un informe para eliminar otra especie invasora como es la caña común pueden ser aplicables al ailanto, esto es, medios mecánicos combinados con medidas que impidan el restablecimiento, entre ellas, la reimplantación de plantas autóctonas que cumplan la misma función que la invasora. Sus continuos paseos por el campo y las múltiples lecturas e informaciones que ha recibido permiten afirmar a Jaime Royo que las zonas donde el fenómeno del ailanto es más grave es en las riberas de ríos como el Júcar, el Lezuza, el Rincón... Cuanto más tiempo se pierda en erradicar esta plaga más efectos nocivos recaerán sobre plantas autóctonas albaceteñas como los nogales, los chopos o las encinas, una desaparición que puede ser desastrosa para nuestro medio natural y para actividades dependientes de éste como la apicultura y la agricultura.

Lo más preocupante es que allí donde este árbol chino se encuentre terminará liquidando la biodiversidad y el ecosistema de la zona, a pesar de que esta planta no es nada útil, pues no da frutos ni su madera sirve para algo: «La única posibilidad que se está estudiando es para producir biomasa y aunque todavía estamos pendiente de resultados, sospechamos que será de una calidad muy pobre».

Pero si hubiera voluntad política, la verdad es que esta plaga de ailantos podría servir como un nuevo yacimiento de empleo, una actividad económica que consistiría en sustituir este árbol invasor por especies autóctonas, lo que generaría nuevos puestos de trabajo.

un árbol inservible. A pesar de que sobre él recae muy  malas críticas, los ayuntamiento lo siguen plantando en sus calles y espacios públicos, dado que es un árbol de rápido crecimiento, da sombra y no atrae a los pájaros.

Así las cosas, organizaciones ecologistas y conservacionista como ARBA Albacete y AgroMadrid han elaborado un documento para advertir a las administraciones públicas su responsabilidad en el control y erradicación del ailanto, un documento que se presentará en gran parte de nuestro país, donde existen «diferentes sensibilidades» pues mientras en La Rioja han mostrado su preocupación por el problema, en Madrid han anunciado que, de momento, no es su prioridad.

A juicio de Jaime Royo, la eliminación del ailanto es competencia de muchas administraciones y empresas públicas y privadas, desde los ayuntamientos hasta la Diputación Provincial, pasando por el Gobierno de Castilla-La Mancha, Fomento, las confederaciones hidrográficas, Adif, Iberdrola, etc.

Para demostrar el bajo conocimiento que existe en torno a esta especie exótica invasora, el conservacionista albaceteño asegura que hay ejemplares plantados en el parque de Abelardo Sánchez, en el Carlos Belmonte y hasta en la mismísima plaza del Altozano.