El ITAP investigará en Albacete la producción de piensos a partir de los insectos

E.F.
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El Instituto Técnico Agronómico Provincial respalda la idea de Ismael Ramírez, un joven investigador que propugna su uso como sustituto de la soja y de las harinas de pescado

Las larvas, una vez desecadas, se trituran para elaborar las harinas. - Foto: Arturo Pérez

Todos los años, España importa entre tres y cuatro millones de toneladas de soja, con la que se hacen piensos para el ganado. Es un producto que le sale muy caro al país, pero no hay más remedio, porque la producción nacional no cubre la demanda ni de lejos.

Un joven investigador albaceteño, Ismael Ramírez, cree que hay una alternativa más barata y disponible en todo el país, las ‘entomoproteínas’. O, en lenguaje coloquial, hacer esos mismos piensos con harinas elaboradas a partir de insectos desecados.

La idea podría parecer un tanto descabellada pero, en realidad,  más descabellado es, en su opinión, alimentar al ganado con los  piensos que se elaboran actualmente, en los que las proteínas proceden de la harina de soja o de las harinas de pescado.

«Yo no he visto nunca una gallina que pesque -ironizaba- pero si he visto gallinas que picotean el suelo, buscando insectos para alimentarse, porque eso es lo natural, lo realmente antinatural es lo que hacemos ahora con el ganado que luego nos comemos».

apoyo. Con esta sencilla idea, Ramírez llamó a la puerta del Instituto Técnico Agronómico Provincial (ITAP). Y, tras un primer estudio de viabilidad de la idea, este organismo le ha brindado su apoyo para diseñar y patentar piensos hechos de ‘entomoproteínas’.

Por esta causa, el vicepresidente de la Diputación, Constantino Berruga, y el director técnico del ITAP, Wenceslao Cañadas, comparecieron en rueda de prensa, para anunciar la puesta en marcha de un proyecto de I+D en este terreno que, en una primera fase, tendría dos años de duración.

La primera fase es obtener la patente de los nuevos piensos y diseñar un procedimiento rentable y sencillo, para que lo puedan  poner en marcha los propios agricultores y ganaderos locales. Ya se ha hecho ensayos con larvas de especies abundantes en nuestro país, como son los escarabajos, los gusanos o los grillos.

En una fase posterior, se diseñarían lo que Ramírez describió como «microgranjas», es decir, «instalaciones de tamaño pequeño o mediano, en las que se producirían las larvas, en unas condiciones de temperatura controladas» y que también servirían para producir abonos nitrogenados.

La idea es crear un ciclo. Los insectos se alimentarían de los residuos orgánicos de plantas y animales; con los insectos, se elaborarían piensos pero, además, «los excrementos de estos animales tienen un alto contenido en nitrógeno», con el que se pueden hacer abonos.

Para desarrollar este proyecto, el ITAPpondrá en marcha un laboratorio en unas instalaciones en Campollano, cedidas por la Junta a la Diputación Provincial.