Casi 400 parejas albacetenses usan la mediación para una separación amistosa

TERESA ROLDÁN
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La crisis ha hecho que la demadna de peticiones en el Centro de Mediciación e Intervención Familiar se incremente, ya que muchos matrimonios consiguen firmar un convenio regulador en este recurso de forma gratuita y amistosa.

El mediador del centro, Juan Arturo Pozo, da pautas a una pareja. - Foto: JOSÉ MIGUEL ESPARCIA

Pocas parejas consiguen separarse de una forma amistosa y civilizada. Sin llegar al extremo de protagonizar una escena de ‘La guerra de los Rose’, lo más habitual es que el deterioro de la relación de pareja, en muchos casos de más de 15 años de convivencia, impida a los excónyuges alcanzar fácilmente acuerdos sobre cuestiones tan importantes como la custodia de los hijos o el reparto de las propiedades en común. En muchos de estos casos, la ruptura suele acabar en un litigio ante los tribunales con el consiguiente aireo público de las intimidades de la pareja, lo que añade un coste emocional a este difícil proceso, por no hablar del económico.

Sin embargo, existe una alternativa, totalmente gratuita para la pareja, cuya demanda lejos de disminuir ha aumentado fruto de la crisis, y es la mediación, que en el caso de Albacete se presta en el Centro de Mediación e Intervención Familiar, recurso que gestiona en la capital la entidad Amifam vía convenio con la Consejería de Sanidad y Asuntos Sociales del Gobierno de Castilla-La Mancha.

Un dispositivo que este año ha atendido ya al 23% de las parejas en situación de ruptura que han participado en programas de mediación en toda la comunidad. Además, las instalaciones del centro se acaban de mejorar notablemente con unas obras de reforma acometidas en su actual ubicación, después de que buena parte del año pasado este recurso permaneciera cerrado y sin ofrecer servicio debido a los recortes de personal.

Por este centro este año  ya han pasado 675 usuarios de la provincia de Albacete, de los que 620 son adultos y 55 son menores de edad, y que cuenta este año con un presupuesto vía convenio con la Junta de Comunidades, de 533.180 euros.

No obstante, de los 389 expedientes que a finales del mes de octubre pasado permanecían abiertos en este recurso de la capital, ubicado desde hace apenas un año en un espacio contiguo a la residencia de mayores Vasco Núñez de Balboa, los profesionales han trabajado mediante la mediación con 159 parejas, que de una manera amistosa y civilizada han podido resolver sus diferencias dando carpetazo a su relación o reconduciéndola para volver a darse una oportunidad. Todo ello de mutuo acuerdo y sin necesidad de acabar en los juzgados.

éxito. Ese es precisamente el éxito de los programas de mediación que se ofrecen en este dispositivo, como apuntó María José Nebot Monzonis, una de las dos psicólogas y coordinadora del centro, que la pareja consiga resolver su conflicto, tanto si continua con su relación como si decide separarse, de ahí que la mayoría de los matrimonios que acuden a este recurso, con el empuje del profesional, lo consiga, «ya que intentamos que la familia reciba una atención integral».

Ayudar a resolver los conflictos de la pareja y enseñarles a que tengan herramientas y estrategias  para que cuando tengan una situación de crisis y conflicto similar puedan resolverla es el objetivo de los distintos programas que se prestan en el Centro de Mediación e Intervención Familiar, que gestiona Amifam en Albacete desde 1999. Nebot aclaró que «en el centro damos herramientas a las parejas para que resuelvan su conflicto, pero en ningún caso nos posicionamos sobre su divorcio».

mutuo acuerdo. Así, el programa de mediación en ruptura de pareja ayuda a los  cónyuges que ya han tomado la decisión firme de separarse a que lo hagan de mutuo acuerdo, tal y como apuntó María Eugenia Navarro, otra de las psicólogas del centro, mientras que el de mediación en intervención familiar intenta ayudar ante cualquier conflicto que surja en el seno de la familia, tanto si la pareja duda sobre la continuidad de su relación o si consideran que deben seguir juntos pero precisan del apoyo de un profesional para ello.

Este programa también asesora ante problemáticas de padres con hijos, sobre todo, adolescentes, o entre hijos adultos de más de 20 años entre sí. «Intentamos dar las pautas para reajustar esos cambios que se han producido en la convivencia familiar».

En  lo que llevamos de año 2014 (con datos hasta finales de octubre)95 parejas han recibido intervención  bien como terapia de pareja en ruptura o para toma de decisiones, mientras que otras 70 han pasado por terapia de familia y 65 por terapia de familia con adolescentes.

En toda la comunidad autónoma son 1.653 los expedientes abiertos en los distintos centros de mediación que funcionan, en los que están implicados 2.912 adultos y 313 menores. Asimismo, casi 700 familias han sido ayudadas mediante la mediación a resolver sus conflictos; 389  han pasado por el programa de terapia de pareja y toma de decisiones; 300 por el de terapia de familia y 257 por el de terapia en el caso de problemas con adolescentes.

Uno de los programas que más demanda tiene en ésta época del año es el familias que demandan terapia para resolver los conflictos que le generan sus hijos adolescentes, un programa de intervención, como apuntó la coordinadora del centro, María José Nebot, que requiere una gran implicación de las familias. En este caso los expertos del centro trabajan en sesiones individuales con los adolescentes por un lado y los progenitores por otro y también mediante terapia grupal.

La participación en este programa ha crecido porque se ha adelantado la edad de los adolescentes y por tanto los conflictos que plantean. «En muchos casos estos niños ya empezaron a plantear problemas en el seno familiar durante su etapa de infancia». Además, vienen derivados de los propios institutos, en concreto, de los orientadores, de los trabajadores sociales o también de los dispositivos de Salud Mental Infanto-Juvenil. «El problema es que los adolescentes de ahora viven muy deprisa, queman etapas muy pronto y no toleran las situaciones de malestar en su vida», según la psicóloga María Eugenia Navarro.