Serrano cortó la única oreja en una tarde complicada

PEDRO J. GARCÍA
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El albaceteño paseó un apéndice del toro más potable de un encierro de Samuel Flores deslucido y con pocas posibilidades para una terna que puso entrega

El refranero español es sabio y, aunque en ocasiones falla, la mayoría de ocasiones cumple lo que indica. Ayer, visto el resultado de la corridas de toros, más de uno de los presentes en la plaza de toros pensó que «días de mucho, víspera de poco» y así sucedió. La tarde triunfal del martes fue la víspera de una jornada con menos calado en los aficionados y público presentes en la plaza, propiciada sobre todo por el juego de los astados, un encierro de Samuel Flores con toros complicados para la terna y con pocas posibilidades de lucimiento. Hubo alguna excepción, como el tercero y el cuarto, y llegados a ese punto el que más partido sacó fue el local Sergio Serrano, que se ganó una oreja del primero de su lote. La tarde, como ya se anunció, también fue propicia para el lucimiento de las cuadrillas, porque hubo momentos brillantes de los toreros de plata. Había expectación por ver a la cuadrilla de Javier Castaño y los picadores poco se pudieron lucir ante la falta de material, pero los banderilleros sí lo hicieron. David Adalid y Fernando Sánchez fueron los encargados de colocar los rehiletes a los toros corridos en primer y cuarto lugar, y en ambas ocasiones lo hicieron con categoría y saludaron tras el tercio de banderillas. La cuadrilla de Rubén Pinar lo tuvo más difícil para el lucimiento, por los enemigos que le correspondió en suerte, mientras que a la de Sergio Serrano también hay que destacarla ante el tercero de la tarde, el toro más potable del encierro. Gran lidia de José Antonio Carretero y, no menos importante, certera puntilla de Ricardo Izquierdo, antes de que su maestro cobrase la única oreja de la tarde.

Tarde complicada. La tarde taurina tuvo poco brillo en la plaza de toros y, ante las complicaciones apareció una terna que puso voluntad y entrega para solventar la papeleta lo mejor posible. El mejor parado fue Sergio Serrano, que tuvo el toro más manejable del encierro, al que José Antonio Carretero realizó una destacable lidia. Serrano, por su parte, en la faena de muleta salió con decisión y ligó las series con la derecha a un toro que permitió respiro, tras los dos ejemplares anteriores que saltaron al ruedo. Estuvo valiente y con ganas, con decisión en el lucido circular, voluntarioso con la izquierda, pitón por el que se quedó más corto y tuvo peor condición. El toro acabó en toriles, donde Serrano le recetó unas ajustadas manoletinas antes de dejar una estocada trasera, pero que fue suficiente para que el toro doblase. Ahí llegó la puntilla certera de Ricardo Izquierdo para finiquitar al astado y que aflorasen los pañuelos para que el presidente concediese la oreja, paseada con orgullo por Sergio Serrano, un torero que apenas se viste de luces, que vive de las rentas de Albacete y que siempre da la cara en su casa.  Es lo que hizo, ya con una oreja en el esportón, ante el sexto de la tarde, un toro aplaudido de salida por el respetable, al que el albacetense recibió con una larga cambiada y con el que estuvo firme con el capote a la verónica, pese a que el toro no se entregó, siempre echando la cara arriba, algo que repitió en la muleta, donde Serrano también puso su entrega, iniciando su labor en los medios, con un pase cambiado, para después ligar con la derecha cuando pudo y el toro le dejó. Las ganas de abrir la puerta grande del diestro local se vieron truncadas por este toro, bien picado por Ricardo Romero.

El otro albacetense de la tarde era Rubén Pinar, quien sustituía al convaleciente Manuel Escribano y el tobarreño justificó con creces la sustitución, sobre todo ante el primero de su lote, un toro manso, con mucho peligro, con el que el diestro se la jugó, con mucha verdad y entrega, arrancando los muletazos al toro a base de llevarlo muy enbarcado y tragarle lo suyo. El sobresalto llegó en los pasajes finales, cuando el toro le rompió la taleguilla y lo enganchó por el corbatín, aunque afortunadamente no resulto herido el diestro, quien tras un pinchazo y una estocada caída acabó con el astado y dio una merecida vuelta al ruedo. Con el quinto de la tarde, faena sin historia a un toro deslucido, sin entrega, siempre a media altura y con un peligro que se palpaba. El diestro lo intentó por ambos pitones, pero tanta complicación no dejaba muletazos, sino más de un enganchón, por lo que decidió abreviar y despachó al astado con media estocada muy efectiva.

Abrió plaza Javier Castaño, el diestro que, junto a su cuadrilla, es una de las sensaciones de la temporada. Los picadores lo tuvieron más difícil, pero los banderilleros sí expusieron y dejaron buenos pares que no pasaron desapercibidos para un público que ovacionó los dos tercios. Más complicado tuvo el lucimiento el diestro, sobre todo con su primer enemigo, un toro manso, deslucido y sin clase con el que puso voluntad y nada pudo sacar. Su faena, tras no estar certero con los aceros fue silenciada. Mejor condición tuvo el segundo de su enemigos, el corrido en cuarto lugar, aunque el diestro se empeñó en alternar series con la derecha y al natural, cuando debió apostar por el pitón izquierdo, por donde tenía mejor condición un astado al que despachó con una estocada contraria.