En España, estar en situación de desempleo no hace cambiar la orientación del voto, pero sí produce un «significativo aunque moderado» aumento de la abstención en las elecciones generales, según un estudio publicado estos días por la Fundación Alternativas, afín al PSOE.

Cuando falta menos de una semana para la celebración de los comicios al Parlamento Europeo, este organismo ha revelado las conclusiones del estudio El voto de los parados, que examina datos de 10 encuestas postelectorales correspondientes a todas las citas con las urnas celebradas en España desde 1979 para determinar si la experiencia personal de desempleo tiene impacto sobre la probabilidad de acudir o no a los colegios electorales y sobre la decisión de a qué partido dar el voto.

Según el informe, las cifras muestran que estar en paro aumenta la posibilidad de no acudir a las urnas. De hecho, el documento asegura que en siete de las 10 elecciones generales celebradas en España desde 1979 los desempleados se han abstenido más que los ocupados.

Asimismo, no hay síntomas significativos de que aquellos ciudadanos que no tienen trabajo utilicen  su voto para castigar al partido gobernante o para dar un apoyo preferente a la formación  a la que se consideran más sensible y competente para afrontar el problema del paro. Por tanto, las preferencias electorales de los desempleados son «indistinguibles» de las de los ocupados.

La Fundación Alternativas plantea varias posibles opciones que explicarían estos postulados. Por un lado, puede ser que los desempleados no consideren al Ejecutivo «responsable de su situación» de paro, y, por eso, piensen que no tiene sentido «castigarlo» en las urnas, ya que  no van a arreglar su situación laboral a través del voto.

También puede ocurrir que intervengan mecanismos distintos dependiendo del contexto económico, ya que, cuando el nivel de paro es relativamente bajo este tema podría ser «irrelevante electoralmente», pero cuando aumenta por encima de cierto umbral podría ser «politizado no solo por los desempleados, sino por muchos electores a quienes no afecta de manera directa».

Finalmente, indican que la explicación podría radicar, también,  en que los que no tienen trabajo se abstengan en mayor medida que los ocupados por su «rebaja en las expectativas de futuro» y en las «perspectivas de cambio». En definitiva, el «fatalismo», lo que conduce a los parados al sentimiento de que el sistema político en su conjunto es «insensible» o «incapaz» de dar respuesta a sus problemas más acuciantes.