Piscinazo e injusticia (0-3)

Juan Carrizo
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El árbitro pitó un penalti que no era y expulsó a Núñez en el minuto uno y se cargó el partido

Dice el refrán que a perro flaco todo son pulgas y que las dinámicas en el fútbol son decisivas. El Albacete sigue encontrándose piedras en el camino que no le dejan progresar, ya sea en forma de lesiones o decisiones arbitrales que marcan el devenir de un choque, como ocurrió ayer en el partido contra el Girona.

Que en el minuto uno te piten un penalti y expulsión debe ser el sueño de cualquier entrenador, siempre, claro, que sea a favor. En este caso el beneficiario fue el Girona, que se encontró con el partido de cara muy pronto y supo manejarlo muy bien ante un Albacete con mucho corazón pero poco más.

Las imágenes de televisión no dejan lugar a dudas. Núñez arrastra y toca un poco el balón. Mata salta sin que lo toque el capitán del Albacete y tras dar un paso se deja caer. Un piscinazo en toda regla que el colegiado, a instancias de su asistente, señala como pena máxima. Obviamente, señalar penalti conlleva la tarjeta roja directa para Miguel Núñez.

Juan Carlos llegó a tocar el balón lanzado desde los 11 metros por Mata, pero tras tocar en el poste acabó dentro de su portería. Minuto dos, 0-1 y con un hombre menos. Mucho lastre para el peor equipo de la segunda vuelta contra el mejor desde que pasó el ecuador de la competición.

Todo lo que pasó después quedó muy condicionado por esa jugada. Luego se puede hablar de la falta de gol, de jugadores que no dan la talla y todo lo que se quiera, pero siempre quedará la duda de saber qué hubiera ocurrido si Sagués Ozcoz no se carga el partido en el minuto uno y el partido hubiera transcurrido 11 contra 11.

Hasta en el descanso cayó una inesperada tromba de agua, como si desde el cielo hubiera quejas por la injusticia que había sufrido el equipo manchego.

CONJURA. El Albacete sabía la importancia de este partido. Ganar los encuentros del Carlos Belmonte era una de las premisas en que se apoyaba la permanencia. Por ello los jugadores estaban muy concienciados y tenían muy claro que los tres puntos no se podían escapar por mucho que el Girona fuera uno de los equipos más en forma en estos momentos.

Antes de iniciar el choque, todos los jugadores hicieron una piña, se conjuraron, pero nada más empezar un error de Miguel Núñez dio el primer susto, que se repitió sólo uno segundos después con el balón robado por Mata y el penalti que señalaba Sagués Oscoz y que transformaba el propio Mata en el 0-1.

Mario Ortiz retrasó su posición y Ferrando mandó calentar a Adri Gómez. El cántabro lo empezó a hacer bien como central, el técnico se dio cuenta y no movió al equipo, que pronto cogió el mando. Ferrando había dado una vuelta de tuerca poniendo más jugadores ofensivos. Con Jona en punta y por detrás Víctor Curto, Jason y Portu. Lástima que sólo Portu mostrase esa ambición y empuje que le lleva a ser siempre uno de los mejores, porque el resto apenas aportaron nada, siempre recordando que estar con un hombre menos es un lastre sobre todo a nivel físico que el equipo fue notando conforme pasaban los minutos. En el centro del campo también optó Ferrando por poner a Diego Benito como hombre de creación y el madrileño también causó una pobre impresión. Muchos jugadores sin un rendimiento mínimo para pelear en esta categoría es una de las cosas que hacen que el Albacete ocupe una de las últimas posiciones en la tabla y sea candidato al descenso.

A pesar del 0-1, de ir con un hombre menos, el Alba se hizo el dueño del partido y en los minutos 16 y 17 hubo dos buenas ocasiones en el área del Girona, una para Portu y otra para Jona. Juan Carlos tuvo que actuar después en un disparo de Lekic y Gonzalo tuvo después una buena oportunidad tras el saque de una falta, pero al conjunto manchego le sigue costando Dios y ayuda marcar.

El Girona esperó atrás y buscó la contra, con un Javi Alamo dueño y señor de la banda izquierda donde Paredes se veía incapaz de pararlo. Por eso, cada vez que los visitantes robaban la pelota, la inferioridad numérica quedaba en evidencia.

LAS FUERZAS. Acabó la primera parte con esa sensación de que el Albacete podía empatar a poco que afinase la puntería, pero faltaba saber cuanto podían durar las fuerzas en la segunda mitad.

No hubo que esperar mucho porque nada más comenzar el segundo tiempo se perdió un balón tonto y Mata, buscándose el hueco entre una totalmente despistada defensa manchega, hacía el 0-2 en el primer minuto de la reanudación. Si quieres café, toda dos tazas. Sin hacer prácticamente nada el Girona ganaba 0-2 y la montaña que era el partido se convirtió en un inalcanzable viaje a la Luna para los manchegos.

El equipo lo siguió intentando, con mucho corazón pero poco fútbol, pero las ocasiones más claras eran para el Girona, que se encontró con las buenas intervenciones de Juan Carlos. Portu seguía siendo el jugador más peligroso del Albacete y lo intentaba por activa por pasiva, mientras los demás estaban desaparecidos en combate, sin que los recambios utilizados por Ferrando aportasen nada de nada.

Mata se llevaba el balón con la mano en uno de esos contragolpes y el colegiado le perdonó la cartulina amarilla, que hubiera sido la segunda y tenía que haber sido expulsado. Que diferente rasero se aplica para unos y otros.

Juan Carlos fue otro vez protagonista en el minuto 76, pero por uno de esos errores que no parecen importantes, pero luego se lamentan. Un balón que iba fuera fue cogido por el portero dentro del campo y se salió con el, señalando el árbitro el correspondiente saque de esquina. El balón al primer palo a media altura fue rematado con impunidad por el central Lejeune para convertirse en el 0-3 que mataba definitivamente el partido.

La gente empezó a desfilar, resignada por un nuevo mazazo que merma un poco más las posibilidades de salvación. El Girona se llevó los tres puntos con muy poco esfuerzo y al Alba le quedan siete finales en las que tendrá que seguir remando contracorriente.