El campamento de La Dehesa ha acogido ya a 175 inmigrantes

A.M.
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Más del 75% de los usuarios dispone de permiso de trabajo y viene a Albacete exclusivamente a participar en las campañas agrícolas

El campamento de La Dehesa abrió sus puertas el pasado 5 de mayo con 120 plazas, que mantiene ocupadas a día de hoy. - Foto: ARTURO PÉREZ

Es una de las alternativas destinadas exclusivamente a los temporeros del campo, tanto extranjeros como nacionales. El campamento de La Dehesa, ubicado junto al Cementerio municipal, ha acogido ya, desde el pasado 5 de mayo, a 175 usuarios, la mayoría subsaharianos con permiso de trabajo que se acercan hasta este recurso con la única intención de tener un techo mientras trabajan en los diferentes tajos que le ofrece el campo albaceteño.

Cuando la campaña agrícola llega a su fin, pocos son los temporeros que se quedan a vivir en esta ciudad. En la vendimia y en la aceituna tienen otras cuantas semanas con las que ganarse el jornal antes de que empiece el duro invierno.

Con 120 plazas distribuidas en casetas-contenedores modulares dotadas de literas y taquillas, el campamento es un recurso cien por cien municipal que trata de cubrir las necesidades que les plantean los usuarios y las que trasladan los voluntarios que trabajan para mejorar -en lo posible- su calidad de vida.

A pesar de sus condiciones personales, entrar en el campamento de La Dehesa es sumergirse en un mundo de olores y de buenos gestos. El optimismo y la gratitud juegan en el mismo equipo de usuarios que se entretiene con el balón; o con otro grupo que, sentado en círculo, se entretiene con un mazo de cartas.

Ocho cocinas, con ollas y sartenes, marchan a tutiplén preparando la cena y el almuerzo del día siguiente, tentempié que por cierto corre a cuenta del temporero que, en el tajo, ni siquiera recibe agua fresca con la que mitigar un abrasador calor y unas temperaturas tan elevadas que hasta les curte la piel por culpa de la deshidratación.

La mayoría de estos temporeros inmigrantes que descansan a la caída del sol en el campamento están esperando a que se inicie la campaña de recogida de cebolla. Otros, aquellos que todavía continúan en el campo, salen de las duchas o de sus clases de castellano, a las que acuden tres veces por semana para aprender nuestro idioma.

Desde su apertura en mayo y de forma progresiva, el campamento ha permanecido ocupado al cien por cien, pues si bien es verdad que a diario se producen vacantes de inmigrantes que abandonan la ciudad porque han encontrado trabajo en otra provincia, el Ayuntamiento tira de una lista de espera compuesta por más una docena de trabajadores. Según la concejala de Acción Social, Eva Navarro, esta lista «ha corrido bastante» porque muchos de los inmigrantes que se inscribieron «han encontrado otro recurso o se han marchado».

Hasta la semana pasada, La Dehesa había dado la bienvenida a 175 trabajadores extranjeros, de los cuales 65 eran usuarios antiguos que conocían este recurso, lo habían utilizado y vuelto a solicitar. Si bien no hay límite de nacionalidad para acceder al mismo, la realidad es que la demanda la realizan básicamente personas de origen subsahariano. De los 175 usuarios, 115 eran de Mali y a muy larga distancia, 19 usuarios procedían de Senegal y 11 de Gambia.  Como curiosidad, Eva Navarro resalta que este año se haya entrevistado y derivado a dos temporeros españoles al campamento, aunque finalmente no acudieron a este dispositivo, en el que más del 75% de sus residentes contaba con permiso de trabajo.

MÁS TIEMPO DE ESTANCIA. Desde el servicio de Acción Social del Ayuntamiento de Albacete, encargado de gestionar la admisión de temporeros en este campamento, se ha detectado este año que la edad de los mismos ha ascendido con respecto a otros años, al tiempo que cada uno de ellos ha incrementado el tiempo de residencia en España y también en La Dehesa, donde un usuario puede instalarse durante 45 días consecutivos para posteriormente pedir prórroga, una opción que están utilizando muchos de ellos.

Preguntada por la posibilidad de que este recurso se mantengan en años venideros, Eva Navarro entiende que si no ha desaparecido en los peores años de la crisis, «no creo que desaparezca a corto plazo», a pesar del esfuerzo económico que supone para las arcas municipales, dado que entre los salarios de los educadores y los gastos que se derivan del mantenimiento del campamento y de las reparaciones que se realizan, el presupuesto supera los 250.000 euros al año.

Como años anteriores, el campamento de La Dehesa cuenta con la colaboración de la asociación Accem, que desarrolla diversos talleres formativos, y del Banco de Alimentos, que aporta muchos productos para los residentes.