Defiende el importante «valor formativo y social» que la Universidad de Castilla-La Mancha tiene en toda la región y sí plantea que con ciertos «cambios organizativos» se podrían «racionalizar los grados que se ofertan» y, de este modo, «poder ir añadiendo nuevos grados que son muy demandados, como Biología o títulos del área de Ciencias Ambientales».