Cambios positivos (2-0)

Juan Carrizo
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Luis César modificó el sistema, movió piezas y se ganó a Osasuna con dos goles de Cidoncha

Cidoncha celebra el primero de los dos goles que marcó ayer a Osasuna. - Foto: Arturo Pérez

El Albacete volvió a ganar en casa y recupera las buenas sensaciones en un partido con diversas claves. Enfrente estaba un Osasuna con problemas similares, pero los navarros apenas tuvieron ocasiones a pesar de tener mucho tiempo el balón en su poder. Luego estuvieron flojos en defensa y el Albacete no perdonó. Es decir, el Osasuna pareció el Albacete, lo que muestra a las claras el cambio de chip en el equipo manchego.

Luis César cambió el sistema y se jugó con un clásico 4-4-2 en el que se protegió más el centro del campo. Debutó Pulido, con muy buenas sensaciones, sobre todo a la hora de tener mayor presencia y calidad a la hora de defender. Además Gonzalo acompañó y por delante Portu fue un pulmón incansable que robó un gran número de balones. Miguel Núñez cumplió en una posición que no es la suya y mover a Cidoncha a la banda derecha mejoró lo visto en anteriores partidos, a lo que contribuyó en gran medida su presencia en el área y los dos goles que dieron el triunfo al Albacete.

Si Luis César se inventaba un nuevo lateral izquierdo con la presencia del recuperado Miguel Núñez, no menos sorprendió Urban colocando al albacetense Sisinio, un extremo derecho, como lateral izquierdo.

En la primera parte el Osasuna cogió el balón y tocó de la forma en la que solía hacerlo el Albacete, moviendo en horizontal entre sus centrales y sus hombres de centro del campo pero con escasa profundidad. El Alba tapaba muy bien los huecos y sólo pasó apuros en las acciones a balón parado, donde las dudas eran muchas y los despejes, casi siempre, demasiado blandos.

Apenas se llevaban jugados 10 minutos cuando Núñez sufrió la primera imprecisión por estar fuera de sitio y se llevó una tarjeta que generó muchas dudas sobre su situación en el campo, aunque lo cierto es que ya sólo pasó apuros en la recta final, cuando faltaban las fuerzas después de tanto tiempo sin jugar y cuando recibió la ayuda defensiva de Jorge Díaz, que no tuvo su día en ataque pero colaboró con intensidad en defensa.

Cuando se alcanzaba la media hora de juego, el Albacete lograba salir con rapidez y generar las primeras ocasiones de peligro sobre la portería de Osasuna, donde Santamaría estuvo soberbio. Cidoncha, Portu y Rubén Cruz probaban suerte sin fortuna, mientras que los navarros no lograban enlazar con sus jugadores de arriba, con enorme potencial, y se limitaban a sembrar el pánico a base de faltas laterales y despistes, como uno de Antoñito que dejó que el pequeño Nino se le adelantase y rematase de cabeza para llevar el ¡uy! a la grada.

A LA TERCERA. En el minuto 41 un balón que no llegó a su destino inicial se le quedó a Portu en franca posición de disparo, que detuvo Santamaría. Volvió el rechace al mismo Portu y otra vez el guardameta navarro pudo despejar. A la tercera llegó la vencida y fue Cidoncha y el que terminó por introducir el balón dentro de la portería osasunista.

En la segunda parte el Osasuna intentó llegar con más peligro, pero se encontró con que Pulido y Gonzalo se habían asentado en el centro de la defensa y mostraban la contundencia necesaria para evitar complicaciones.

La endeble defensa navarra se exponía con ese paso al frente y lo aprovechó el Albacete en el minuto 68 para, al contragolpe, poner tierra de por medio, en una acción bien llevaba y culminada por Cidoncha. Desde la derecha se fue hacia el centro, como le gusta hacer a Messi, pasando  jugadores navarros y buscando el hueco, hasta que lo encontró y soltó un latigazo con la zurda ante el que nada pudo hacer Santamaría.

Por primera vez en lo que va de temporada el Albacete lograba en liga poner sobre su rival de turno una ventaja de dos goles y no era cuestión de desaprovecharlo.

El equipo estaba sacando carácter, como muestran las tarjetas amarillas que iban cayendo por meter ese punto de agresividad que tanto se ha echado en falta. Cuando Osasuna quiso sacar sus garras la defensa había ganado tal confianza que Pulido y Gonzalo parecía que llevasen jugando juntos toda la temporada y que eran infranqueables.

Chumbi pudo rematar la faena en otro contragolpe en el que otra vez Santamaría se lució con su intervención y a pesar de que el colegiado marcó cinco minutos de añadido, el marcador nunca peligró y la presencia del guardameta Alberto, que ayer regresaba a la titularidad, pasaba totalmente desapercibida en el segundo triunfo logrado en casa y tercero de la temporada, que no logra sacar al equipo del pozo pero que vuelve a generar expectativas de que la situación no está, ni mucho menos, perdida.