El Gordo de la Navidad del 2012 fue el último que quedó libre de impuestos. Ya quienes fueron agraciados con la Lotería del Niño de 2013 tuvieron que pagar el 20% de los premios que les deparó la diosa fortuna y el azar.

Hasta hace seis años, los ganadores de los sorteos de lotería y apuestas se llevaban a casa los premios limpios de polvo y paja, pero el 1 de enero de 2013 se creó un gravamen del 20% para los premios con una cuantía superior a los 2.500 euros. Había que equilibrar las cuentas públicas y buscar ingresos para frenar el desbocado déficit público, era el argumento para justificar este nuevo tributo.

La intención del Ministerio de Hacienda, al menos en la etapa Cristóbal Montoro, era subir este mínimo exento hasta los 10.000 euros, de acuerdo a una enmienda que se pactó con Ciudadanos. Es decir, dejar a los premios más pequeños, de entre 2.500 y 10.000 euros, libres de impuestos.