Retos para una Sierra Comunal

A.M.
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El nuevo Consorcio del conocido 'cerro' de Chinchilla deberá poner en marcha proyectos como la zona de acampada y la señalítica

Tiene ante sí un puñado de expedientes con propuestas e iniciativas que llevan muchos años paralizadas. Con la constitución de los nuevos ayuntamientos, próximamente llegará también la renovación del Consorcio de la Sierra Procomunal,  una especie de entidad pública formada por los ayuntamientos de Albacete y de Chinchilla, cuyo principal cometido es velar y gestionar sus 3.500 hectáreas de superficie.

Este consorcio, creado en 1994, está integrado por concejales de ambas Corporaciones municipales, representantes de todos los partidos políticos. Es decir, con la constitución de los ayuntamientos, ahora se tendrán que decidir qué ediles pasarán a formar parte de esta entidad.

Ante sí tendrán varios retos que han sido anunciados por anteriores mandatos pero, en realidad, nunca se han llevado a cabo. Entre ellos figura la ansiada zona de acampada pública que vienen reivindicando los grupos scouts de Albacete. Es en el libro Haikus en la Sierra del Consorcio donde el escritor, poeta y exconcejal de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Chinchilla, Arturo Tendero, recuerda la división que hubo en el Consorcio con este proyecto, especialmente porque no se pusieron de acuerdo en la gestión de la zona de acampada, una vez estuviera puesta en marcha.

Tendero, que hasta mayo ha sido integrante de este Consorcio de la Sierra Procomunal, asegura en el prólogo de este libro que «las posturas se han ido acercando y solo la lentitud de los trámites administrativos ha impedido que la construcción esté ya habilitada en una zona cercana a las barbacoas».

Una futura aula de la naturaleza es también otra iniciativa que hereda el nuevo Consorcio. Después de que los ecologistas advirtieran que la situación de la balsa de la Rambla del Agua, profunda y vallada, impedía a los animales acercarse a beber, ni siquiera a las aves que necesitan espacio para aterrizaje. La solución del Consejo fue desmontar la balsa y escalonar el agua recogida en varios vasos más superficiales, de gradación descendente, «creando un paraje más parecido a lo que pudo ser el lugar en su origen, lo que permitirá, con el tiempo, convertirlo en un aula de la naturaleza», explica Tendero.

La señalítica será la tercera gran novedad que tendrá que decidir el Consorcio para la Sierra Procomunal. Al parecer, según relata el autor en el prólogo del libro señalado, el deporte está tomando auge en una sierra que ofrece muchas posibilidades para el esparcimiento. Así, atletas, ciclistas, motociclistas, jinetes y senderistas aparecen como hormigas por los senderos, especialmente los fines de semana.

El uso invasivo y abusivo que realizan unos pocos usuarios con estas actividades deportivas está deteriorando el paraje, incluso cambiando el curso de las torrenteras y, en definitiva, «horada, araña, escarba y crea cárcavas donde no las había». Ante esta situación, en Consorcio cesado decidió fomentar un uso más racional de los senderos instalando una señalización que informe del itinerario de las rutas y cuál es la distancia y la dificultad de cada una de ellas. Esta señalítica también advertirá a los usuarios de la Sierra Procomunal de que los vehículos de dos ruedas solo pueden circular por las rutas señalizadas.

Hasta hoy, la Sierra Procomunal cuenta con algunas instalaciones que se han realizado especialmente en los primeros años de la década de los 2000, cuando los gobiernos municipales del momento decidieron ir salpicando la aridez de la Sierra con algunos elementos reconocibles.

Los hitos existentes. De esta forma, cada año se fue añadiendo un símbolo o infraestructura nueva. Tal y como ha recogido Arturo Tendero de la información facilitada por el secretario del Consorcio entre 2000 y 2014, Ángel Huedo, un año se remozó un enorme cuco, construido con la técnica tradicional de arquitectura en piedra seca por los pastores para que les sirviera de refugio. «Otro año se plantó un bosque de 50 mástiles con telas ondeantes donde se imprimieron otras tantas frases de escolares para que los elementos las aventasen a la manera tibetana, en una de cuyas tradiciones está inspirado este Bosque de las Palabras».

Justo al lado funciona una escuela de parapentes. Y un poco más allá se construyó una terraza con graderíos bautizada como Mirador de la Sala. «Junto al cuco -añade Tendero- se erigió un monumento a la fauna cinegética, consistente en una perdiz de hierro.

El refugio de mampostería, que recuerda a los refugios de alta montaña, tiene siempre abiertas sus puertas para que cualquier caminante pueda refugiarse de las inclemencias meteorológicas. Por detrás se acondicionó la vieja balsa de la Rambla del Agua y en la fuente que abre la Senda del Peligro se enladrilló una batería de tres o cuatro barbacoas y se elevó un monumento de piedra.

A partir de su constitución, los nuevos integrantes del Consorcio encontrarán, además, una situación económica muy saneada, gracias a los beneficios que la Sierra Procomunal obtiene del alquiler de las parcelas ubicadas en su territorio a empresas de aerogeneradores, a sociedades de cazadores, a agricultores, a ganaderos que las utilizan como pastos y también a apicultores.