Palabras enterradas. Luto en la escritura. Pena. Dolor. Angustia... Ruinas para reforzar mensajes encriptados, puertas maquilladas de ataúdes para recibir el verso que no es, manos manchadas de pintura... y el negro como el color de la muerte. Todo ha sido concienzudamente pensado, reflexionado, dudado. Nada ha quedado al azar. La sorpresa viene con el final.