Adiós a las 20 horas del 'botellódromo taurino'

M.M.B
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Los hosteleros reconocen el esfuerzo para evitar el botellón dentro del Ferial, pero dicen que se ha extendido por el entorno

El botellón está prohibido en Albacete, pero en ocasiones se permite beber en la calle. Feria es una de estas ocasiones. Este año, el Ayuntamiento de Albacete ha reducido a cuatro días y 20 horas esta permisividad con el consumo callejero de alcohol, a razón de cinco horas por noche. Eso sí, el permiso se limita a la explanada de la plaza de toros. El botellón de anoche fue el último legal de esta Feria.

El asunto es siempre de lo más controvertido. Los vecinos de las calles aledañas soportan estoicamente el ruido y la suciedad que deja tras de sí esta forma de diversión juvenil. Los atracones de alcohol y las borracheras en menores son la peor consecuencia de esta realidad que parece difícil de acotar.

El primer botellón legal fue el viernes, día 7. Ese día se concentraron 6.000 jóvenes en la explanada de la plaza de toros y otros 2.000 en el campus, pese a que en este lugar no estaba autorizado. Es el segundo año que el día de la Cabalgata se produce este botellón ilegal en la Universidad. El sábado siguiente, día 8, se concentraron unas 7.000 personas en las inmediaciones del coso taurino, lugar habilitado como botellódromo entre las 12 de la noche y las cinco de la madrugada. Entre los dos días hubo, por tanto, 15.000 jóvenes participando del botellón ferial. Esta afluencia se prevé superar este fin de semana, pues solo el viernes se concentraron más de 10.000 personas, según los datos facilitados por la Policía Local. 

Los hosteleros alaban el esfuerzo que se ha hecho este año al reducir los días de botellón autorizado y al tratar de impedir que se practique en el interior del Recinto colocando seguridad privada en todas las puertas de acceso, pero dicen que no es suficiente porque en la zona de las carpas y en las inmediaciones del edificio ferial se sigue haciendo. «Asumimos que halla botellón en la plaza de toros, pero en el resto se debe controlar y hay mucho botellón de gente que luego pasa a las carpas, no consume, pero satura el aforo e impiden que pasen otros clientes que sí consumen», se quejó Begoña Garijo, gerente de la Asociación de Hostelería.