El laberinto catalán de la deriva secesionista se parece cada vez más a un sudoku imposible de resolver. Solo así se podría describir el enésimo cambio de rumbo, a todas luces pactado, entre los dos puntales del frente independentista:CiU y ERC, o lo que es lo mismo, Artur Mas y Oriol Junqueras, que durante esta semana evidenciaron serios desencuentros y velados reproches, y ahora parece que navegan en la misma dirección. Yes que la prueba de fuego eran los Presupuestos de 2015, que Esquerra pasó de criticar con dureza para luego mostrarse tibia, volver a mostrarse intransigente y, finalmente, no aportar ni una sola enmienda y aprobarlos.
Cierto es que la supervivencia del Govern no dependía directamente de aprobar o no las cuentas públicas, pero, de no haberlo logrado, la debilidad del Ejecutivo de Mas y del propio president hubieran sido extremas.
La realidad fue que el Parlament admitió a trámite el proyecto de la Generalitat, y también que se ignora cuál es el precio que tendrá que pagar CiU por el inmenso favor de su socio en la sombra. La respuesta es evidente:el adelanto electoral, que fue la condición que puso Junqueras a Mas.
Asimismo, se nota que aquél no se fía nada del líder del Ejecutivo regional, que ya le ha puesto en evidencia más de una vez -hace días le volvió a tachar implícitamente de egoísta-, por lo que su voto queda en suspenso, ya que puede revocarlo durante la semana del 19 al 23 de enero, al haber presentado enmiendas de retorno a las 12 secciones presupuestarias. Así pues, Artur Mas, que avanzó hace unos días que tras Reyes decidirá si agota o no la legislatura, está totalmente acorralado, sin margen alguno de maniobra, pues ya sabe lo que le espera si recula una vez más.
Ante la lluvia de críticas que recibió el partido de Junqueras por apoyar unas cuentas muy poco sociales, y sabiendo que las encuestas poco entienden de este dato, el partido de Oriol Junqueras defendió que no se aprueban los Presupuestos sino una prórroga, si bien reconoció que ha facilitado la tramitación como un «gesto» para facilitar un acuerdo con el president para que convoque unas elecciones constituyentes cuanto antes.
Bien sabe el consejero de Economía, Andreu Mas-Colell, que por mucho que quiera desligar el proceso de independencia de lo aprobado ayer por el Parlament, es imposible. «Pase lo que pase durante un año, creo que es mejor no empezar de cero», comentó.
Ahora solo falta el compromiso de Mas de que las urnas, las auténticas, volverán a los colegios electorales. Por eso, el líder de Esquerra anunció que se iba a reunir de inmediato -al cierre de esta edición se especulaba con que fuera ayer u hoy- con el convergente. Los contactos se están multiplicando y, de hecho, el pasado miércoles se vieron en secreto sin que trascendiera el resultado de la cita, si bien resulta evidente que ERC aceptó apoyar los Presupuestos.
Por otra parte, el portavoz de economía del PP en el Congreso, Vicente Martínez-Pujalte, tachó a Mas de «figura patética» que se «cree un profeta», asegurando que es «difícil de prever» si llevará a cabo elecciones anticipadas en Cataluña porque «no responde a los cánones clásicos» de la política.