Un deseo llamado tranvía

MAITE MARTÍNEZ BLANCO
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Premiado un trabajo de ingeniería que proyecta implantar en Albacete este sistema de transporte sobre carriles

Le sucede a Albacete lo que le ocurría a la Santa Marta de la canción. Que tiene tren, pero no tiene tranvía. Pero ¿podría tenerlo?

Sin llegar a profundizar en si sería rentable o no acometer esta infraestructura, el ingeniero industrial Jesús Montesinos ha trabajado sobre un proyecto de tranvía, una propuesta que realizó como trabajo fin de máster y que ha sido premiado por el Colegio de Ingenieros Industriales de Albacete. Explica Montesinos que su anteproyecto profundiza, sobre todo, en la eficiencia energética, en pensar un tranvía que consuma la menor energía posible, más que en idear el mejor trazado o estudiar si sería sostenible para la ciudad contar con este medio de transporte. Eso no quita para que su propuesta de dotar a Albacete con un tranvía quede ahí para un estudio más detallado, añade.

itinerario. Su tranvía tendría nueve kilómetros de longitud. Partiría del extremo de Campollano Norte, de la rotonda donde está el Hotel Santa Isabel y Decathlon; después de atravesar el polígono industrial se adentraría en el barrio de Imaginalia y desde ahí atravesaría el casco urbano por el Paseo de la Circunvalación. Al llegar a la altura de El Corte Inglés, se dirigiría hacia el campus universitario, daría la vuelta en la rotonda del final de la avenida de España para continuar hasta el Hospital y una vez alcanzada la rotonda de la carretera de Valencia, regresaría haciendo el mismo camino.

Gracias a su gran capacidad de aceleración, los trenes del tranvía podrían cubrir este recorrido en 18-19 minutos, haciendo paradas cada 500 metros aproximadamente.

Este itinerario, explica Montesinos, sería factible pues presenta espacio suficiente para instalar la infraestructura que necesita el tranvía; quizás, apunta, habría un único tramo problemático en la parte de Circunvalación que es más estrecha. Descartó otros dos trazados alternativos, por presentar más dificultades. Por ejemplo, adentrar el tranvía por la avenida de España, meterlo en la calle Ancha y llevarlo hasta el Paseo de la Libertad, resultaría muy caro porque habría que soterrar parte del trazado y la premisa es hacerlo con unos «costes soportables» para el contribuyente. Y eso que este ingeniero sopesó la idea de meter el tranvía aprovechando el parking subterráneo de la avenida de España. El tercer trazado alternativo que barajó incluía llevar el tranvía por el Paseo de la Cuba y la calle Alcalde Conangla, en lugar de por Circunvalación.

costes. Este ingeniero ha calculado que instalar este tranvía costaría en torno a unos 50 millones de euros, a razón de unos cinco millones de euros por kilómetro. En esta cantidad, no entraría ni el coste de los trenes, ni la obra civil que tendría que hacerse, sólo estarían contempladas instalaciones como los carriles, las catenarias, las subestaciones eléctricas y sistemas de comunicación, entre otros.

En los últimos años, son varias las ciudades españolas que han retomado este medio de transporte. Valencia fue la primera en recuperar este medio de transporte en 1994, y tras ella una quincena de ciudades, desde Bilbao a Murcia, han apostado por el tranvía que parece haberse puesto de moda. Tanto es así, que antes de la crisis había otras 20 redes urbanas en proyecto.

Es habitual que la instalación del tranvía vaya acompañada de reordenaciones urbanísticas y remodelaciones urbanas que aumenta notablemente la factura de su puesta en marcha. El autor de este anteproyecto insiste en que antes de apostar por este medio de transporte, hay que estudiar con precisión la inversión a hacer, los potenciales usuarios, el precio del billete, «sin estimar los resultados de la explotación, no tendría sentido», opina.

eficiencia. Su trabajo, recalca, va más dirigido a plantear un tranvía que ahorra energía. Apuesta por instalar la tecnología más avanzada posible, de tal forma que la energía de frenado de los tranvías pueda ser transformada en electricidad y así ser aprovechada por los trenes que en ese mismo momento estén acelerando o circulando. «La idea es minimizar el consumo, no vender la energía que podamos generar, sino que otros elementos de la instalación la aprovechen para así gastar la menor cantidad posible», recalca Montesinos.

Explica este ingeniero, que esta fórmula de subestación reversible ya la utiliza el tranvía de Murcia en cuya electrificación ha participado su empresa, Electrificación y Estudios Ferroviarios, un estudio de ingeniería especializado en este campo y que ahora mismo trabaja en varios países del mundo.

Con su anteproyecto de un tranvía para Albacete, pretendían ir más allá en cuanto el ahorro energético y conseguir aprovechar la energía de frenada también en el caso de que en ese instante no hubiese otro tranvía en circulación que pudiera usarla. En ese supuesto, su idea es almacenar esta energía y poder enviarla a otros elementos de la infraestructura para su aprovechamiento. Para ello, están trabajando en el desarrollo de equipamientos y software, que pretenden patentar y que probarán en el metro de Chile y, posiblemente, en trenes convencionales de Santiago de Chile.