Francisco Quiles: «En estos cuatro años mientras nosotros andábamos, las universidades del entorno corrían»

I. Ballesteros / C. Real
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El catedrático de Arquitectura y Tecnología de Computadores se presenta por segunda vez a las elecciones al rector, y dice hacerlo con más madurez que hace cuatro años y con buenas sensaciones respecto a la cita del 9 de febrero

Repite candidatura con respecto a 2011. ¿Qué ha pasado en la UCLM en estos cuatro años?

Principalmente lo que ha pasado es que ha habido una recesión económica con una restricción presupuestaria muy importante por parte de la Junta, asumida por el equipo de Gobierno actual, que nos ha llevado a cierto estado de pausa. No quiere decir que la Universidad no haya seguido evolucionando, que lo ha hecho, pero en estos cuatro años mientras nosotros andábamos, las universidades del entorno corrían. Hay que tener en cuenta que en el año 70 había tres universidades privadas y en este momento hay 33, y además la subida de tasas ha hecho que estas universidades privadas también sean competencia de las universidades públicas, y tenemos que ver que las universidades públicas hacen una política de captación de estudiantes importantes. Nosotros nos hemos encerrado sobre nosotros mismos, no hemos evolucionado a titulaciones más competitivas, al máster más enfocado a la empleabilidad, sino que estamos en la foto fija de hace cuatro años en todos estos sentidos. Eso ha hecho que la Universidad pierda presencia social, por ejemplo en proyectos de investigación con empresas estamos por debajo de la mitad de hace cuatro años; y eso hace que seamos cada vez menos la referencia de Castilla-La Mancha. No tenemos presencia o muy limitada en institutos en enseñanzas medias, no hemos hecho una labor de promoción en ese ámbito... Todo ello nos lleva a una pérdida de estudiantes, a una pérdida de presencia social y a dejar de ser referencia. Esa foto es la que hace un año, después de pensarlo mucho y hablar con mis colaboradores decidimos que íbamos a dar el paso y a conformar un proyecto de universidad escuchando a todo el mundo. Hemos trabajado con todos los colectivos para conformar ese proyecto.

Collado dice que le avala la buena gestión de estos años. ¿Cómo la califica usted?

El programa de Collado recoge muchas de las medidas que recogía hace cuatro años, y las recoge sencillamente porque muchas no se han cumplido. Es una gestión en la cual ha sabido luchar contra una situación económica complicada pero económicamente nos deja en una situación compleja, aunque no es todo culpa del profesor Collado, pero la Universidad no ha sabido reaccionar, no ha habido un plan sobre qué hacer. Es fundamental tener un plan estratégico en el que sepas cuáles son tus objetivos, aunque los recursos económicos modulen la velocidad de ese viaje, pero es que el plan estratégico, que lo prometía, lo ha empezado a hacer en el último mes. Eso lo hace uno cuando llega al Rectorado para trazar el camino de los próximos años, pero no cuando está a punto de convocar unas elecciones. Ésa es la visión global.

¿Y en detalle?

Económicamente hemos salvado los muebles, pero académicamente, en transferencia a la sociedad y en presencia en la región, en ser una herramienta de progreso, ha sido una legislatura triste.

¿Cree que en la faceta económica se pudo hacer más?

Cuando se anunció el presupuesto del primer año de legislatura con un recorte que nos llevaba a un presupuesto inferior a los 100 millones, recorte del 50 por ciento según el Ministerio en la nominativa, es la única vez que salí a hacer un artículo en prensa, y avisé que era imposible mantener el modelo de universidad que teníamos. No se podía. Quitando Andalucía estábamos rodeados de universidades en regiones gobernadas por el PP y ninguna de esas universidades tuvo ese recorte ni lo admitieron. Creo que en aquel momento, cuando no pidió el apoyo de la comunidad universitaria para defender a la Universidad firmamos que la legislatura iba a ser terrible. Ése es el problema. Realmente hemos finalizado con lo que se llama 70 millones de desahorro, que serían pérdidas en una empresa pero en la administración pública es desahorro. No se debió admitir nunca un presupuesto de 98 millones de euros porque es inasumible para la Universidad.

¿Cuál es la cifra mínima?

Hay que tener en cuenta que la media española de universidades públicas es financiar el 80 por ciento del gasto corriente. La región está en el 65. Lo que tenemos que hacer es un esfuerzo para llegar a ese 80. Tendría que ser 147, 148 millones, en ese orden. La Junta no lo podrá asumir en una sola anualidad y habrá que hacer un programa de incremento progresivo de nominativa. A esto hay que sumar las elecciones no son en noviembre como siempre, se han llevado a febrero, y la Junta está haciendo presupuesto sin interlocutor válido, y eso es un problema añadido.

¿Da por perdido este año para recuperar esa ayuda?

No. Espero que el actual Gobierno regional sea sensible y proponga una subida media independientemente de que no haya un interlocutor. Al menos un 5 o un 8 por ciento de subida para luego hacer un mayor esfuerzo.

¿En cuánto estamos?

En torno a 125 millones.

Ha hecho algunos reproches al desarrollo de la campaña. ¿Cree que se está celebrando con todas las garantías?

Lo que no se está cumpliendo sería lo deseable. Es un proceso particular. Aunque sea perfectamente legal por la fecha, la precampaña electoral ha coincidido con dos semanas de exámenes de estudiantes, el momento de menor presencia de universitarios en los campus quitando vacaciones. Las dos semanas de campaña, una de ellas varios centros aún están de exámenes, continuamos sin poder hacer una campaña normal. Sumamos una votación el 9 de febrero, martes de Carnaval, que es semifestivo en varios de los centros. A eso sumamos también que dependiendo del campus hay uno o dos días de fiesta en el periodo de campaña. Ya la fecha es poco apropiada cuando menos.

También criticó las mesas.

Como claustral, en julio, pedí que se concentrara en una mesa electoral única por campus porque hay muy pocos votos en algunos centros. La comisión nos contestó que su idea era dos o tres mesas electorales por campus. Nos pareció razonable. Y resuelven que es lo mismo que hace cuatro años, dándose mesas con cuatro o seis electores. Es un problema de garantía de secreto de voto, no se están tomando medidas razonables que incluso había dado por válidas la comisión electoral. Dicho eso, son las normas, pero no las comparto.

Ambos candidatos han hablado de reducción de tasas. ¿Es la única forma de combatir el descenso del alumnado?

Lo primero que habría que hacer es un estudio de por qué se van y adónde se van los estudiantes que no siguen, para saber si se van por las tasas o saber por qué motivos. No se ha hecho. Cualquier equipo de Gobierno con una caída mantenida de estudiantes vería razonable ver qué está ocurriendo, y con ese estudio tendríamos más certeza. Las tasas son importantes, pero lo que más me preocupa de las tasas es que excluyan a estudiantes válidos cuyas familias no pueden permitírselo, porque la universidad pública pierde su sentido. El problema no es sólo ése, porque hablamos de estudiantes que se van a otras, luego pagan esas tasas. Hay que hacer una batería de medidas que va desde la promoción en el institutos, la revisión de nuestros títulos y másteres, pero también habría que crear más vida universitaria, que no es sólo dar clase. Que los estudiantes tengan actividades en las seis ciudades con sede. Si no hay vida universitaria los estudiantes optan por otra universidad. No es sólo tasas, aunque sean muy importantes, y hay que hacer una política de reducción de tasas y de exención a los mejores expedientes.

Llevar la Universidad a los institutos, dice.

Hay que hacer una labor de promoción en los institutos y con los orientadores para que tengan conocimiento de su oferta y la calidad de sus titulaciones. Que la tiene, y mucha, y por eso nos situamos bien en muchos parámetros. Pero no sólo hay que tener un buen producto: hay que venderlo. Hay que acercarse a nuestros potenciales estudiantes, conseguir que cada vez más de los 7.700 estudiantes que aprueban al año la selectividad, la mayoría se queden.

Ahora cuatro de cada diez.

No entro en una guerra de porcentajes, pero hemos bajado mucho quitando en el ámbito sanitario. Hay que hacer muchas cosas. Tasas, por supuesto, es un problema, pero no es sólo tasas, porque no hay que olvidar que el 23 por ciento se nos van a Madrid y las tasas son más altas.

Una de las asignaturas pendientes es la Facultad de Medicina en Ciudad Real. ¿Qué ha pasado y qué va a pasar con ese proyecto?

Lo primero que hay que hacer es comenzar por fin las obras y garantizar la suficiente financiación para tener un edificio digno y cerca del hospital. Lo que ha pasado es que se ha anunciado varias veces que se reanudaban los trabajos y ahí estamos, en elecciones y no se han empezado. Se necesita ese edificio porque la cercanía al hospital es fundamental. Es el momento de empezar las obras decididamente.

Hay algunas infraestructuras más pendientes. ¿Cuáles se compromete a ejecutar?

Nosotros lo que contemplamos es hacer un plan estratégico donde estén los equipamientos contemplados y llegar a un programa de negociación con la Junta. No se trata de hacer una carta a los Reyes Magos en elecciones, sino sentarse seriamente, ver qué infraestructuras son necesarias y llegar a un compromiso de financiación siendo pacientes. Tampoco se puede empezar con todo a la vez, pacientes pero inflexibles. Ésa es la necesidad. Un anuncio en bloque de infraestructuras no me parece mínimamente serio si no se tiene una garantía de construcción.

En investigación existen muchos rankings de los que se hace eco la UCLM que hablan de buena salud. ¿Cómo la percibe?

En investigación básica tenemos bastantes grupos que han mantenido un nivel de financiación aceptable. Después hay una serie de grupos que a los que al endurecerse las condiciones de la financiación nacional y al reducirse la regional, están bastante mal. Pero en investigación básica, de media, mantenemos unas cotas interesantes. De todas formas los rankings ven el impacto varios años después. El impacto de estos cuatro años se está empezando a vislumbrar. La pérdida de investigadores y doctores que se han ido, de profesorado que no está se empezará a notar. En algunos hemos aparecido por primera vez porque se han ampliado el número de universidades. En cambio, en transferencia estamos en menos de la mitad de lo que estábamos al principio de la legislatura. Nuestra competitividad ha bajado drásticamente, y en parte es la crisis, sí, pero otras universidades del entorno han bajado un 15 por ciento en fondos, y nosotros un 50. Existía una Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación con muchas personas, y ahora han llegado a estar dos, y ése es el enlace entre empresas e investigadores. La UCLM ha elevado el porcentaje que se queda de esos proyectos para fondos propios. El efecto ha sido que hemos caído en picado por intentar hacer caja. Y hemos perdido muchos de estos proyectos con empresas que generan un puesto de trabajo para un egresado. Es un mecanismo de inserción laboral y de marca UCLM que ha descendido mucho.