Por la estepa kazaja

Redacción
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Los expedicionarios del 'Quijote Team' llegan la recta final del Mongol Rally tras recalar en Astana, capital de Kazajistán, donde fueron recibidos por el embajador español, Pedro Sanz

Los seis integrantes  del Quijote Team se encuentran en estos momentos realizando toda una proeza deportiva y solidaria: la de conducir dos vehículos apodados Don Quijote y Sancho Panza, desde La Mancha hasta Mongolia con el objeto de donarlos a una ONG española ubicada en la capital mongola, Ulan Bator.

Tras 16 días de conducción y más de 9.000 kilómetros recorridos, los intrépidos aventureros Team alcanzaron la capital kazaja, ciudad opulenta y moderna ubicada en el corazón de este extenso país, una antigua república de la extinta URSS.

Durante la jornada acudieron a la recepción oficial concedida por el Embajador de España en Kazajistán, Pedro Sanz Serrano, y su segunda embajadora Inés Manrique Escudero, para hacerle entrega de unos quesos y unos vinos tintos traídos de la Mancha.

La capital de Kazajistán de trasladó a Astana hace tan sólo 15 años. Su centro financiero y turístico destaca por su modernidad y sus vanguardistas rascacielos.

Es este un país lleno de contrastes. Sus 17 millones de habitantes se concentran en unas pocas ciudades de no más de un millón de personas como Astana, mientras que su zona rural es una inabarcable y verde pradera sin árboles, salpicada de pequeñas aldeas cuyo principal sustento es la cría del ganado y el cultivo de cereal. Kazajistán es uno de los principales productores de petróleo y de uranio del mundo, y rico en otros recursos naturales como cobre, hierro, manganeso, oro, cromo, cinc, plata, níquel, cobalto, molibdeno, plomo y bauxita.

A estos manchegos les ha sorprendido descubrir un país tan hospitalario, y firmemente decidido a abrirse al exterior mediante una clara apuesta por la mejora de sus infraestructuras para lograrlo.

En los últimos días de su larga travesía han surgido multitud de anécdotas. Durante su ultima jornada de viaje la carretera principal se encontraba cerrada por obras, y las carreteras secundarias les condujeron hasta un lugar improvisado de acampada donde disfrutaron de uno de los amaneceres más espectaculares de sus vidas.

Al día siguiente, en un control de carretera,  varios policías les pidieron un souvenir de España, y los agentes se encontraron con una deliciosa cuña del mejor  queso manchego.

La estepa kazaja sorprende por su gran parecido con la gran llanura manchega, la añorada tierra de estos hidalgos caballeros, que ya se dirigen a Los Altos de Altai, región montañosa que sirve de frontera natural entre Kazajstán, Rusia, China y Mongolia: su destino final.