Horacio Llorens realizó una maniobra inédita junto a Hernán Pitocco

Redacción
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El albacetense y el argentino combinaron parapente acrobático con salto al vacío en su última aventura que llevaron a cabo al saltar de un globo a 4.500 metros de altura

Llorens y Pitocco formaron un tándem en el parapente que dirigió el albacetense. - Foto: Sebas Romero

El albacetense Horacio Llorens y el argentino Hernán Pitocco protagonizaron una aventura en la que han unido sus grandes pasiones: el parapente acrobático y el salto al vacío. Ambos deportistas han completado el proyecto Slingshot (tirachinas), en el que han efectuado una inédita maniobra de eyección de su parapente a más de 4.000 metros de altura en tres fases.

Primero, sobre la estación gerundense de La Molina, los expertos parapentistas ascendieron hasta los 4.500 metros de altura a bordo de un globo. Después desplegaron su parapente único y saltaron para iniciar la maniobra que les debía dar el impulso de tirachinas. Dirigidos por Horacio Llorens, la pareja de deportistas unidos en un tándem, comenzó a efectuar giros sobre su eje similares a una serie de volteretas frontales (Infinity Tumbling) para incrementar su velocidad. En este maniobra, Llorens tiene el récord del mundo al realizar 568 consecutivas.

En ese instante, Hernán Pitocco accionó el sistema de suelta y ambos atletas salieron disparados de su particular tirachinas, arrojándose en caída libre hasta tierra.  En el momento de su liberación, después de 13 giros, Llorens y Pitocco soportaban una fuerza de 7Gs, similar a la que padece un piloto de un avión acrobático y mayor de la que acostumbran en la F-1. «El momento de la eyección fue el más intenso, no sólo por la fuerza G, si no también porque un mal ángulo en el momento de liberarse conllevaba mucho peligro», indica Horacio Llorens. De hecho sufrieron un percance durante el entrenamiento previo. «Nos eyectamos en vertical, así que cuando comenzamos a caer el parapente estaba debajo de nosotros y Pitocco cayó dentro. Por suerte, pudo salir», recuerda Horacio Llorens.

Aquel error generó una tensión extra en el equipo que llevaba meses preparando el proyecto y cuidando los detalles, entre ellos el propio sistema de suelta. «No había ninguno pensado para este tipo de maniobras acrobáticas, así que tuvimos que fabricarlo», señalan.