Los planes de los que no tienen empleo

N.S. / A.G. / E.R.J. / L.G.E.
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El nuevo Plan de Empleo se centra en los jóvenes, los parados de larga duración y los mayores de 55 años. Ana, Lucía, Rachid y Pablo cuentan cómo han intentado salir del paro y qué piensan del futuro.

Cuando los políticos hablan del paro y se hacen eco de las cifras que se publican mes a mes suelen recordar eso de que los números son fríos y que detrás de ellos hay personas que lo están pasando mal. El nuevo Plan regional de Empleo que ha presentado la Junta también parte de un análisis de números. Hay 41.300 personas desempleadas menores de 25 años y Castilla-La Mancha es la comunidad con la tasa de paro  juvenil más elevada, con un 58,72%. Hay 19.000 desempleados jóvenes que no tienen más que Secundaria y otros 11.000 que ni eso. Casi la mitad de las personas desempleadas en Castilla-La Mancha llevan más de dos años sin trabajo. Y hay 28.900 parados mayores de 55 años. Entre esas cifras están las historias de Ana, Lucía, Rachid y Pablo, cuatro castellano-manchegos que están en busca de trabajo y que forman parte de los cuatro colectivos a los que el Gobierno regional quiere destinar un paquete de medidas con una inversión de 224 millones.

Ana Escobar Martínez - Título de la ESO. Dos meses en paro

«No tengo esperanza en ningún plan de empleo, me voy a Inglaterra»

Ana Escobar Martínez abandonó el primer curso de Bachillerato con 18 años. No quería estudiar más y la expectativa de poder trabajar en algo que le permitiese tener ahorros e independencia la empujó a tomar la decisión. «Mi tío tiene un puesto de venta ambulante y me ofreció por una temporada trabajar con él en los mercadillos, para ahorrar dinero e ir mirando por dónde quería dirigir mi vida».

Esta joven almagreña tiene hoy 21 años, lleva dos meses en paro y asegura estar «desalentada» con el panorama actual. Su perfil encaja en uno de los grupos de población al que va dirigido el plan de empleo del Gobierno regional de Emiliano García-Page (jóvenes con certificación ESO o con competencias básicas, pero sin cualificación profesional).

Ana explica que no ha oído hablar de estas medidas contra el desempleo juvenil, del que ella lucha por salir. «No sé en qué consiste, pero no tengo ninguna esperanza en él. Con todo, espero que sirva y que lo hagan bien para sacar el país del pozo en el que se encuentra».

Hace semanas que esta ciudadrealeña tomó la decisión de emigrar a otro país, en concreto a Reino Unido, donde llegará a finales de septiembre. Sobre el futuro y los resultados de un plan que en el caso de su perfil se traduce en ayudas a empresas y centros de formación para la formalización de contratos con un año de duración, Ana es muy escéptica. «Yo, la gente en general, está desalentada por la falta de oferta laboral y por eso nos vamos, para ver si la cosa mejora. No hay avances significativos y es normal que nos desmoralicemos y nos acabemos yendo de nuestro país».

Consciente de que sin estudios detrás es muy complicado hacerse hueco en el mercado laboral, descarta de momento retomar el Bachillerato y emprender una nueva aventura académica. «No quiero equivocarme otra vez y abandonarlo. De momento me voy a Inglaterra, donde pienso estar, si puedo, una larga temporada y obtener un buen nivel de inglés, que será bueno para mi formación. A partir de ahí tomaré decisiones». Para nada se plantea quedarse para ver qué ocurre en su Comunidad. Sobre si se arrepiente o no de abandonar sus estudios, subraya: «Sí y no. A la gente de mi alrededor con carrera no es que le vaya mejor, pero es cierto que tienen más salida. Si no en España, fuera.Ahora, yo no quiero retomar nada de lo que me vuelva a arrepentir»./ Nieves Sánchez

Lucía Sevilla - Graduada en Periodismo. Lleva dos meses en paro

«Son tiempos muy difíciles para conseguir ahora un empleo»

Buscar ahora un trabajo o seguir formándose una vez obtenida la graduación en Periodismo es el dilema al que se enfrenta esta joven conquense a partir de estos momentos. Lucía Sevilla tiene sólo 21 años y toda una vida por delante para hace muchas cosas, pero se muestra preocupada por el panorama laboral que hay en Cuenca y en el resto de España.

Confiesa que en estos momentos es «bastante difícil encontrar un empleo salvo que hayas realizado prácticas en algún medio de comunicación o para sustituir alguna baja de algún periodista». De momento, se toma las cosas con tranquilidad porque este año estuvo bastante ocupada con el trabajo de fin de grado, y «ya me encontré con el verano encima así que prefiero ver otras opciones como hacer un máster a partir de ahora».

En estos momentos está recopilando toda la documentación y, aunque todavía no sabe lo que hará finalmente, «estoy entre irme a Madrid durante un año o a Oporto dos años». Considera que ésta sería una buena opción, pero también baraja otras como irse al extranjero de au pair porque lo que sí tiene muy claro es que «hoy en día para cualquier trabajo van a pedir idiomas». El año pasado ya estuvo trabajando de prácticas en un programa de la UCLM en  el campus de Cuenca y le gustó la experiencia. Algunos compañeros de clase encontraron un empleo, pero «me dicen que  echan muchas horas y que, por lo general, no está bien pagado». Estaba llena de ilusión en 2011 en la Facultad de Periodismo de Cuenca y se muestra satisfecha porque ha conseguido uno de sus objetivos.

Sin embargo, le ocurre lo que a muchos jóvenes que acaban y es que «te sientes un poco perdida  y no sabes por donde tirar, pero eso es normal». Aparecen las inseguridades y la incertidumbre de que estos cuatro años, porque lo mismo «no te sirven para nada, sin embargo hay que ser optimistas siempres».

El anuncio del Plan de Empleo que anunció el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, le parece bien y con respecto «al contrato puente de jóvenes con cualificación, en principio, es interesante pero también habría que ver si, una vez que terminas las prácticas de un año, la empresa está dispuesta a quedarse con el trabajador»./  Antonio Gómez

Rachid Elattar - Trabajador del sector de la construcción. Lleva siete años en el paro

«Sales por la manana a buscar trabajo y encuentras una pared»

Rachid Elattar vino a España hace 14 años. En Marruecos, su país natal, trabajaba en un comercio, un negocio familiar que abandonó por buscar un futuro mejor. Se decantó por la provincia de Albacete, «primero estuvo dos años en la zona de Villarrobledo y luego ya me vine a la capital». En aquel momento no tuvo problemas para incorporarse a un sector que no dejaba de crecer, el del ladrillo.

«Trabajaba en una empresa de pladur y de fabricación de silenciadores y pantallas acústicas», comenta Rachid Elattar cuando nos relata su situación, pero la ‘burbuja inmobiliaria’ estalló, y la crisis se llevó por delante a muchos negocios y puestos de trabajo, comenzando principalmente por este sector. «La empresa cerró en 2009», cuenta este desempleados que sufre los efectos de uno de los peores grupos dentro de los parados, el de los de larga duración. No lleva los dos años sin trabajo que le colocan en esa situación, «llevo siete años», porque desde que se quedó en la calle al perder aquel puesto, «no he encontrado nada, ni siquiera por un periodo corto de tiempo».

Su día a día es idéntico, «estoy buscando, echando como loco el curriculum en Albacete , y también fuera, pero no he encontrado nada, y es más difícil porque ya tengo una edad».

Este vecino de Albacete recuerda que, a nivel estatal, «estamos más de un millón de personas con más de 50 años.» y, cuando se conocen esas cifras, el sentimiento de desazón aumenta. «Cuando sales por la mañana a buscar trabajo te encuentras con una pared que no sabes cómo atravesar» y reconoce que desespera no tener ninguna alternativa laboral para poder disponer de unos ingresos mínimos que le garanticen una independencia económica que no le llega desde hace años.

Sale adelante, admite Rachid Elattar, «gracias a mis amigos, vivo con ellos», que le han dado cobijo en su casa porque no se puede permitir pagar un alquiler, y «gracias al sindicato, a UGT», donde le ayudan y le asesoran en sus posibilidades y en conocer las vías con las que cuenta para reincorporarse al mercado laboral. Porque Rachid no tira la toalla. Su expectativa es «a ver si puedo conseguir trabajo; ojalá en los planes de empleo municipales», o en el regional, que anuncian nuevas plazas, pero también lamenta que «he pedido tres veces y en las tres me han dado cero puntos, no tengo cargas familiares o hipoteca». / E.R.J.

Pablo Garcés - Tenía un comercio. Lleva un año en paro

«Tengo un buen currículo, toda mi vida en el comercio, pero no me llaman»

Pablo Garcés, con 57 años, lleva un año en el paro. No solo conoce lo que es estar toda la vida trabajando, sino que también sabe llevar un negocio y tener trabajadores a su cargo. «Yo he tenido empleados», cuenta a La Tribuna, «tuve una empresa, cuando empezó la crisis lo tuve que dejar». En concreto se trataba de una tienda de deportes, porque el sector al que Pablo ha dedicado toda su carrera profesional ha sido el del comercio. «Tengo un currículo bueno, llevo toda mi vida en comercio», señala. Sin embargo ese  currículo y esa experiencia no le han facilitado encontrar un nuevo trabajo. «No me han llamado para nada», reconoce, «solamente me llamaron para una entrevista y nada más».

Él sabe que la dificultad que afronta no es la de la experiencia, ni la de su capacidad de trabajo, ni la de su disposición a emplearse en otros sectores. «La primera dificultad es la edad que tengo», señala, «pienso que un chaval joven puede tener más posibilidades, porque personas como yo de a partir de 45 años para arriba lo tienen muy mal». Explica que no se trata solo de los casos particulares de personas que necesitan encontrar un empleo, sino que la sociedad no debe desaprovechar tantas manos dispuestas a trabajar bien. «Al final quedas como que no vales para nada, pero una persona con 50 o 55 años vale para mucho», reivindica.

La edad también le marca otro problema en el horizonte por la falta de trabajo: la jubilación. «Si yo no encuentro trabajo, imagina qué jubilación me queda», plantea. Pablo hace cálculos. Señala que podría tener entre 500 y 600 euros de pensión al mes, pero de ahí resta todos los gastos que hay que pagar de la casa, impuestos, seguros... Cree que finalmente le quedarían al mes 100 euros disponibles. «El porvenir es un poco oscuro», lamenta.

Sin embargo ese porvenir podría aclararse en caso de encontrar empleo. Como sabe que en el mercado laboral no es fácil, apoya que desde la Administración se tomen medidas activas para ayudar a colectivos que sufren unas tasas mayores de paro y que afrontan situaciones muy complicadas. «Yo lo veo bien», apunta, «no es mi caso, porque yo sigo cobrando el paro,  pero hay personas que ya no tiene ningún tipo de ayuda y al final te quitan el piso y te quitan todo»./ L.G.E.