Llegó sin hacer mucho ruido y casi de rebote, tras la marcha de Nico Rodríguez al Getafe. Para este tinerfeño era su primera experiencia al frente de la dirección deportiva de un club y las cosas no le pueden ir mejor. Mauro Pérez (Santa Cruz, 1973), hizo una plantilla con la que el Alba se ha convertido en la gran revelación del campeonato, tras acabar el 2018 en la segunda plaza y la intención de asaltar el liderato tras la vuelta de vacaciones. Pérez analiza la situación del equipo, su trabajo en el club y las perspectivas de futuro.

¿Soñaba llegar a Navidad como lo ha hecho el Albacete?

Soñar sí, porque no cuesta dinero y uno siempre sueña con lo más grande, con cosas que a veces son irreales. Desde luego es una alegría inmensa ver que el equipo tiene 37 puntos y, partiendo de la base que el objetivo es la permanencia y los 50 puntos, estamos a paso y medio de conseguirlo. Luego están las sensaciones que trasmite el equipo.

¿Cuál es la clave para que todo fluya positivamente?

Creo que es el club en su conjunto. Cuando llego me encuentro un club de gente joven, dinámica, con mucha hambre e ilusión, que quiere innovar y crecer. Me siento identificado y, a partir de ahí, de que el club tiene esa visión, uno empieza a trabajar y todo eso se va trasmitiendo, va llegando al cuerpo técnico, al vestuario, los medios de comunicación trasmiten también todo eso al aficionado y se ha logrado un aura positiva, con el viento a favor, y eso ha hecho que el equipo haya crecido muy rápido. Yo sabía que había un plantel con esa mezcla de gente joven, con mucha hambre, y gente veterana, que ha hecho que todo esté saliendo a pedir de boca.

Todo ello se ha visto sustentado por los resultados, porque todo puede fluir de igual manera, pero estar el equipo en la mitad de la tabla.

Eso es cierto, pero qué casualidad que cuando los equipos funcionan bien en su estructura, intentan hacer las cosas bien, todo se va trasmitiendo y eso que llamamos suerte cae de cara. A lo mejor hay plantillas mejor preparadas, pero el club no marcha bien o el entorno no ayuda, el balón que toca al palo y entra, pues toca al palo y sale. No creo en la suerte como tal, creo en las dinámicas, en la cualificación, en la ilusión, en el hambre y eso hace que las cosas salgan mejor.

Llegó con el tiempo justo para hacer una plantilla totalmente nueva, pero la cosa parece que ha salido bien.

Cuando aterrizo me pregunto qué es lo que quiero, como quiero que sea el equipo. El Albacete es un equipo atractivo, que cae bien al resto del país. Es un equipo simpático, por los valores que siempre ha trasmitido, humilde pero siempre intentado hacer un buen fútbol. Tuvo los mejores años de su historia en los años 90, con Benito Floro, y yo me empapé de todo eso y quería hacer un equipo parecido, pero del siglo XXI. Luego había que buscar el perfil de técnico que pudiera manejar eso y creo que con Luis Miguel Ramis hemos acertado el 150%. Había trabajado con jugadores jóvenes, pero de mucho nivel en la cantera del Real Madrid, había estado en el Almería, había salvado el equipo, pero luego fue cesado, por lo que vivió en poco tiempo experiencias positivas y negativas en la categoría. Cumplía el perfil que el club quería para este determinado estilo que queremos imponer. Queremos que la gente venga al Belmonte, en un futuro, y esté identificada con una idea de juego, con un modelo, con un estilo. A veces se hacen cosas en los equipos antagónicos a la idiosincrasia del lugar y eso no suele salir bien. Por eso creo que dimos el clavo con el estilo, a la gente le gusta, le llega. Armamos el equipo con el presupuesto que teníamos, tuvimos que sacar muchos futbolistas, que no entraban dentro de ese estilo que queríamos. Yo creo mucho en la gente joven, que tiene mucha fuerte y mucha hambre. Luego hay que tener esos veteranos comprometidos, con ilusión. Ese cóctel hace que a día de hoy estemos como estamos.

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