La crisis entre Kiev y Moscú no da tregua. Y es que ayer, un portavoz del Kremlin reconoció la presencia de efectivos militares adicionales en la frontera con Ucrania en respuesta a la situación interna que se vive en el país vecino, aunque matizó que es una medida de «precaución para evitar que se extienda la inestabilidad» y no tienen intención de intervenir en territorio ucraniano.

«Tenemos fuerzas en la región en la frontera con Ucrania. Parte de ellas tienen allí su base permanente y otras están como refuerzo», explicó Dimitri Peskov.

«Discúlpenme por las acciones, pero Ucrania es un país en el que acaba de haber un golpe de Estado militar, así que es natural que cualquier Estado tome medidas de precaución para garantizar su seguridad», añadió.

En ese sentido, Peskov afirmó que Rusia, como país soberano, es libre de desplegar tropas en cualquier parte de su territorio sin restricción alguna. Así, desmintió que los militares moscovitas estén interfiriendo en los acontecimientos de Kiev, un planteamiento que es «completamente erróneo», subrayó el portavoz de Putin.

Ginebra. Por su parte, la Casa Blanca advirtió el pasado viernes a Moscú de que podría imponer sanciones en sectores económicos estratégicos para Rusia si incumple el acuerdo pactado el jueves en Ginebra para propiciar una salida política negociada a la crisis.

«Tales costes y sanciones podrían incluir sectores muy significativos de la economía rusa, indicó Susan Rice, asesora de Seguridad Nacional del presidente estadounidense, Barack Obama.

Así, aseveró que Washington vigilará estrechamente «en los próximos días» para comprobar si Moscú cumple con los compromisos alcanzados y aprovecha su influencia para conseguir el desarme de las milicias separatistas prorrusas activas en el este de Ucrania y que éstas abandonen los distintos edificios públicos que mantienen ocupados.

Además, los separatistas de la región de Donetsk rechazaron el acuerdo de Ginebra y advirtieron de que el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, firmaba en su propio nombre y en ningún caso en nombre de los prorrusos. «Creemos que Moscú tiene una influencia considerable sobre las acciones de quienes están desestabilizando el este de Ucrania», argumentó Rice. «Si no vemos acciones coherentes con los compromisos adquiridos en Ginebra por Rusia, es evidente que hemos dejado claro que nosotros y nuestros socios europeos seguimos dispuestos a imponer costes mayores», añadió.

Además, Rice se refirió a la presencia de decenas de miles de militares rusos en la frontera con Ucrania y apuntó que las nuevas sanciones también se podrían imponer en caso de una escalada radical de la crisis, como «la posibilidad de que Putin enviase sus fuerzas hacia el interior de Ucrania».