Pasión y calvario en Hellín

Ángel Romero
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Nazarenos, tamborileros y ciudadanos se dieron cita en el emblemático lugar

Costaleras del Santísimo Cristo de la Preciosísima Sangre en los metros finales de la ascensión - Foto: A. Romero

La larga noche del tambor que se iniciaba con la recogida de la Procesión del Silencio el Jueves Santo, considerada por muchos como la más importante del ciclo pasional, y en la que miles de personas redoblaron por las calles de la ciudad, dio paso, con las primeras luces del alba, en la mañana de Viernes Santo, a que el repiquetear cambiase mayoritariamente de escenario y por el Camino de las Columnas, uno de los lugares más significativos de las celebraciones semanasanteras, comenzase la ascensión al monte Calvario, precediendo al desfile procesional más largo de la Semana Santa hellinera en cuanto al número de cofradías y hermandades participantes en el mismo.

Los 16 colectivos integrados en el cortejo comenzaban su andadura a las 07,30 horas, desde la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, acomodando el paso a la multitud tamborilera que les precedía en la subida.

Tras recorrer el camino jalonado por las pequeñas edificaciones ante las que el pasado Viernes de Dolores se rezaron las estaciones del Vía Crucis, se iniciaba la ascensión más dura, que conforme se aproxima a la ermita requiere un mayor esfuerzo por parte de los costaleros. Son momentos que polarizan la atención general y resultan en muchos casos espectaculares, recibiendo los protagonistas merecidos aplausos al concluir su gesta en la cumbre, con la satisfacción de haber logrado vivir un año más esos instantes únicos.

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