Sol y silencio de Viernes Santo

C. González
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Con unas temperaturas veraniegas y miles de personas en el Calvario, se realizó el acto de la bendición de Jesús Nazareno

Un momento del encuentro de Jesús Nazareno frente a la Dolorosa en el Calvario. - Foto: Arturo Pérez

Con temperaturas veraniegas, que hicieron mella en la mayoría de nazarenos, especialmente de los que visten túnicas de terciopelo, el Calvario volvió a llenarse para asistir al acto cumbre de la Semana Santa tobarreña, el de la bendición de Nuestro Padre Jesús Nazareno y el cese de los redobles tamborileros por unos minutos que parecen eternos.  Desde primeras horas de la mañana, centenares de vehículos y miles de personas, llegadas desde toda la geografía nacional, fueron llegando a las inmediaciones del Calvario, sorteando cuadrillas tamborileras que recorren todas las calles adyacentes para confluir en las faldas del cerro, en donde tocarán sin tregua hasta que el cornetín pida   silencio.

Ayer se procuró desviar a los peatones hacia las calles tercera y cuarta del Calvario, para evitar la aglomeración y tapón que se hace con la llegada de la procesión a la calle Calvario, resultando más rápido el paso de los cofrades y tronos que en años anteriores.

La bendición de Nuestro Padre Jesús Nazareno, mientras se escucha la marcha fúnebre, Mektub, interpretada por la Unión Musical Santa Cecilia, es recibida con devoción por miles de creyentes, y con respeto por quienes no lo son, que valoran el esfuerzo de una tradición que se ha trasmitido de padres a hijos, de generación en generación y que, especialmente se sienten sobrecogidos por el silencio momentáneo, tras los atronadores redobles tamborileros, que no cesan desde las 16 horas del pasado miércoles Santo, hasta las 24 horas de hoy.

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