Oración y devoción

Ignacio Arnau
-

Los 'Dos Encuentros', la procesión del Silencio y el Santo Oficio fueron el colofón del Viernes de Pasión villarrobletano

Nuestra Señora de las Angustias en la procesión del Santo Entierro. - Foto: Félix Moya

Viernes Santo dejó un día repleto de actos en la Semana Santa de Villarrobledo. A las ocho de la mañana tuvo lugar el Via Crucis, desde la parroquia de Santa María hasta el santuario de la Nuestra Señora de la Caridad, y en el que participaron cientos de personas en un gran clima de oración. A las diez se inició la procesión del Encuentro, en una mañana donde el sol brillaba y calentaba por igual se vivió una de esas procesiones predilectas por muchos cofrades por el ‘doble encuentro’ que en ella se escenifica.

Por un lado, el de la mujer Verónica con Jesús, San Juan y la Virgen; y por otro, la despedida en el convento de San Bernardo, cuya explanada se queda pequeña para la ingente cantidad de personas que allí se concentran.  Ya por la tarde, y tras concluir los Santos Oficios de la Muerte del Señor, salió a la calle la Procesión del Silencio, una emotiva, emocionante y cuidada procesión de la Hermandad del Santísimo Cristo de los Mártires y María Santísima de la Victoria, con las imágenes de ambos, en un recorrido que se ha convertido ya en tradicional y que incluyó, como no podía ser de otra manera, el paso por el convento de Santa Clara.

A la conclusión de la misma, y como broche de oro para este viernes de Pasión, tuvo lugar la Procesión del Santo Entierro de Cristo. En ella procesionó, tal vez, la imagen más venerada de la Semana Santa local, la de Cristo Yacente, que arrastró tras de sí a miles de fieles devotos. Una talla exquisita que emociona a cualquiera que la ve y que, a tenor de la fieles que tiene, llega a lo más hondo de nuestros corazones.  

El día de antes, la jornada de Jueves Santo, estuvo marcada por la Procesión del Prendimiento. La noche transcurrió en un gran clima de oración, con el olor a velas e incienso recorriendo las calles e inundando cada rincón del itinerario, con el contundente sonido de los tambores a su paso. E paso de la Oración en el Huerto fue el primero en poner su cruz de guía en la calle, lucía espléndido.  Tras el se fueron incorporando el resto de pasos a un desfile procesional cuyo broche final lo puso la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores con su imagen titular (que presenta la restauración de la policromía como principal novedad este año), y cuyo palio atravesaba el cancel de la iglesia de San Blas minutos después de las dos de la madrugada.